jueves, 31 de mayo de 2018

Dando pasitos hacia la igualdad, por Inma Ruiz Arana

Dando pasitos hacia la igualdad, por Inma Ruiz Arana, maestra de Pedagogía Terapéutica en el IES Cumbres Altas de Nueva Carteya.

Metidos de lleno en el mes de mayo escolar, el curso se va acabando y en él se acumulan los exámenes, las reuniones y burocracias correspondientes. Me pidieron que recopilase fotos para la revista de este curso en el I.E.S Cumbres Altas de Nueva Carteya, imágenes sobre las actuaciones del Plan de Igualdad en nuestro instituto en este curso 2017/18. Pero he querido dar un paso más allá escribiendo este artículo.
Cuando apareces por un instituto pequeño y vienes para quedarte un tiempo indeterminado, te acaban tocando coordinaciones, planes y proyectos de obligado cumplimiento en nuestros I.E.S, responsabilidades varias para que el centro funcione, y hay que repartirse el trabajo de manera cooperativa.
En mis inicios no sabía mucho sobre coeducación, había participado en dichas actividades en mis anteriores destinos, celebraciones muy puntuales en torno al 25 de noviembre y 8 de marzo. Pero mis conocimientos sobre igualdad eran los lógicos que toda persona conoce por cultura general. Me cuestioné: ¿qué era la igualdad?, ¿cómo abordarla?, ¿qué lenguaje oral y escrito era el más apropiado?, ¿qué hacer?, ¿dónde o cómo formarme?, ¿qué entidades podían ayudarnos con los costes del material o los talleres?...
Todas estas preguntas perseguían un objetivo claro, trabajar la coeducación desde un punto de vista practico y dinámico, no ceñirnos sólo al material de las tutorías, “cuatro vídeos y varias charlas en las que los alumnos estuviesen de cuerpo presente y mente ausente, porque no llegásemos conectar con sus intereses”.
Aunque los pasos son pequeños y casi invisibles en el tema de la igualdad, ya han transcurrido varios años desde que se instauró El I Plan de Igualdad entre Hombres y Mujeres en Educación, aprobado por Acuerdo de Consejo de Gobierno de 2 de noviembre de 2005 de la Junta de Andalucía y que caducó en febrero del año 2016. Este primer plan hacía hincapié en la necesidad de igualar los derechos entre hombres y mujeres, condenar la violencia de género, cambiar actitudes teórico-prácticas de nuestra educación tradicionalmente machista...
El II Plan Estratégico de Igualdad de Género en Educación apareció en el año 2016 y estará vigente hasta el 2021. Mantiene los principios enumerados antes, pero nos pide un cambio real: Condenar la violencia de género (usar mecanismos de denuncia), utilizar un lenguaje coeducativo, visibilizar la importancia de la mujer, su valía individual más allá del derecho normativo que habla de igualdad, facilitando su acceso a los cargos directivos o de relevancia, visibilizar a las profesionales competentes, facilitando y/o conciliando su vida laboral, personal y/o familiar. En definitiva, reconocer la importancia de la mujer trabajadora en todas las escalas sociales. Integrar en nuestras escuelas e institutos la diversidad social, las diferentes personas que eligen su género, afectivo y sexual, de manera que los colectivos L.G.T.B.I. ( Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersexuales), encuentren su lugar y no sean marginadas en ningún aspecto de tu desarrollo personal. Por último, aceptar que la sociedad cambia, las familias son cada vez más diversas, las separaciones, divorcios de las parejas, la movilidad geográfica, las nuevas familias que surgen  con el tiempo, sus elecciones personales de amor y desamor, marcan las peculiaridades afectivas de todos los integrantes de un grupo familiar.
Mi meta era y es, trabajar poco a poco los puntos enumerados antes, pero que este plan de igualdad fuese a la vez dinámico, entretenido y  participativo, por ello preferentemente optamos por talleres donde el alumnado no fuese seres pasivos que celebran las onomásticas que marca la ley con las actividades de siempre, ”carteles, dibujos y charlas poco interesantes"; caminamos un poco más allá. En los talleres de este curso se han trabajado con el alumnado todas las efemérides que marca el Plan de Igualdad. 
En este tiempo, como responsable de igualdad, veo cierta evolución en el pensamiento de los chicos/as cuando van subiendo de cursos; tienen claro qué es la violencia de género a nivel teórico, cómo es la escala de agresividad, que casi siempre comienza en el hogar, en su entorno, entre sus iguales; que existen números de ayuda como el 016, que es gratuito y que no aparece en la factura telefónica, pero sí hay que borrar manualmente de tu móvil del listado de llamadas.
Nuestros chicos/as están cada vez más enganchados/as al móvil, a las redes sociales y las nuevas tecnologías. El aspecto positivo es que pueden acceder a más lugares donde informarse o denunciar. Aunque aun no son plenamente conscientes de que la información que cuelgan en la red es siempre pública y por ello hay que preveer las consecuencias de las imágenes que se comparten, de los comentarios que se escriben en las distintas redes.
Nuestro alumnado es más consciente de sus deseos sexuales, de sus amistades y primeros noviazgos, tóxicos o sanos, primeros amores y experiencias que no serán las últimas, dada su edad. Aunque debemos mejorar mucho, muchísimo su lenguaje espontáneo, naturalmente ofensivo con todo aquel ser vivo que se salga de su convencional heterosexualidad; eliminar esos tópicos-típicos que mencionan a la familia en su vertiente más despectiva.
Podemos entre todos/as reflexionar, hacer nuestra la sílaba NO; es una palabra con pleno sentido... ¡NO!.¡DICHO POR UN CHICO/A, POR UN HOMBRE O MUJER!... ¡NO!, no puede invitar a la duda. ¡NO! es una respuesta innegociable. Cuando NO se quiere mantener sexo, o seguir con una relación afectiva, o de pareja, o de una noche, o no se desea hacer algo, hay que aceptar y respetar. No nos refugiemos en grupos de varias personas, porque entre todos esos cobardes que se apoyan entre sí, cada hecho intimidatorio que cometan es delictivo y tarde o temprano tendrá unas consecuencias legales.
El pueblo es sabio, vosotros/as sois las nuevas generaciones, demos pasos hacia una sociedad más civilizada, donde las leyes ideadas por la justicia humana no tengan dobles lecturas, donde sus conclusiones judiciales, con sus fallos y aciertos en su aplicación, sean revisadas y mejoren o cambien El caso de la manada, su escasa pena de cárcel tiene sus aspectos constructivos: ha movilizado a la gente para que se manifieste y solidarice con sus víctimas.
Tengo la esperanza puesta en vuestras acciones coeducativas, independientemente de vuestro sexo y género elegido, donde ya sois seres sociales capaces de distinguir lo que está bien de lo que está mal, en eso consiste la verdadera igualdad.

jueves, 24 de mayo de 2018

El dibujo de la familia. Una nueva mirada hacia las emociones infantiles (1), por Aureliano Sáinz

El dibujo de la familia.  Una nueva mirada hacia las emociones infantiles (1), por Aureliano Sáinz Martín, Catedrático de Didáctica de la Expresión Plástica del Departamento de Educación Artística y Corporal en la Faculdad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba.

En el campo educativo ha empezado, por fin, a adquirir relevancia el estudio de las emociones, ya que se considera que educar no solo se trata de formar en procesos cognitivos, pues dejar de lado el conocimiento de las emociones y sentimientos de los seres humanos es un gran error, al no ser posible comprenderlos en su plenitud sin entrar en los componentes afectivos.
Por mi parte, esto lo tuve bastante claro desde hacía tiempo, pues cuando me inicié en la docencia universitaria (procediendo del campo de la arquitectura), cayeron en mis manos libros de grandes autores que habían investigado en el dibujo de los escolares y en los que se apreciaba claramente cómo plasmaban sus propias emociones.
Aquí, quisiera citar a dos grandes pioneros: el filósofo francés Georges-Henri Luquet que en 1927 publicó un brillante libro, traducido al español con el título de El dibujo infantil, y que aún hoy es referencia de todos los estudiosos del dibujo de niños y niñas. Otro autor imposible de obviar es el psicólogo estadounidense Viktor Lowenfeld, de origen austríaco, que en 1947 nos legó, posteriormente traducido al castellano, Desarrollo de la capacidad creadora, libro que supuso una verdadera revolución en la pedagogía de la educación artística.
Tras esos dos autores que he citado, y que en clase suelo equipararlos a Piaget y a Vygotski para que el alumnado entienda la relevancia que tienen, han sido numerosos los que han investigado y publicado dentro de este campo del dibujo infantil, tema que considero verdaderamente apasionante, especialmente porque es un lenguaje a través del cual los escolares nos dan a conocer visualmente no solo sus conceptos referidos a la temática propuesta sino, también, y con toda sinceridad, las emociones que proyectan sobre la escena y los personajes que han trazado.
Una vez realizado este breve preámbulo sobre el dibujo del escolar y su relación con el mundo de las emociones, quisiera apuntar que recientemente se me invitó en la Facultad de Ciencias de la Educación de Córdoba, donde desarrollo mi trabajo docente, a impartir una conferencia sobre el estudio de las emociones a través del dibujo. La titulé El dibujo de la familia. Una nueva mirada hacia las emociones infantiles. Con ella pretendía dar a conocer cómo niños y niñas expresan sus emociones positivas a través de la representación gráfica de la familia.
Digo positivas, puesto que en el ser humano conviven con las emociones negativas que todos portamos, en mayor o menor medida. Me centré voluntariamente en este lado de los afectos, puesto que propuse nueve modalidades de las emociones positivas, explicadas con 42 dibujos que seleccioné para que los asistentes a la conferencia pudieran ver de manera real cómo los escolares plasmaban sus emociones.
Puesto que la traslación de hora y media comentando los dibujos, evidentemente, se hace muy extensa en texto escrito, he planteado para la revista Educan2.0 ‘traducir’ esta experiencia a las páginas digitales, de modo que se puedan conocer esas emociones en distintas entregas.
Quisiera apuntar que, como todos sabemos, el ser humano nace con unos sentimientos básicos o proto-sentimientos, tal como los denomina Carlos Castilla del Pino, brillante psiquiatra, en su obra Teoría de los sentimientos, y que esos sentimientos iniciales se van ampliando y complejizando a medida que se va creciendo. Es por ello que conviene abordar el desarrollo de los sentimientos y las emociones de los escolares de una manera evolutiva, de modo que se responda al enriquecimiento que se adquiere a partir de las nuevas experiencias humanas.
Esto nos lleva a plantear el estudio de las emociones de forma separada, puesto que considero adecuado que conozcamos algunas de las modalidades que he descrito y cómo son expresadas por los escolares desde las edades en las que empiezan a realizar los primeros dibujos figurativos, es decir a los 4 años, hasta los 12 o 13 años, una vez que han finalizado la Educación Primaria.

El amor y sus representaciones
Uno de los sentimientos básicos del ser humano es el amor: sentirse querido, saber que uno ha venido a este mundo con el amor de los padres que a uno le quieren, simplemente por ser su hijo, es condición básica para caminar por la vida con una base de confianza y seguridad en este intrincado camino. Pero ese amor que inicialmente se recibe, paso a paso, empieza a madurar para llegar a entender que uno también es sujeto activo de amor hacia los otros, al tiempo que se comprende que dos personas pueden quererse porque están enamoradas.
La bibliografía sobre el amor es amplia, pero para aquellos docentes que estuvieran interesados en profundizar en este tema desde el punto de vista psicológico, yo les recomendaría la lectura de Emociones positivas, un excelente libro colectivo de distintos psicólogos y que coordina Enrique G. Fernández Abascal.
Y para que comprendamos cómo los escolares expresan su idea del amor en el seno de la familia, he seleccionado ocho dibujos que van de los 4 a los 11 años, y que comentaré brevemente para no extenderme en demasía. De este modo, podemos aproximarnos y conocer las emociones infantiles a partir de sus lenguajes gráficos.

Dibujo 1. Realizado por un niño de 4 años. Al pedir en la clase que dibujaran a la familia, el pequeño nos entregó este trabajo, en el que le vemos con su padre y su madre. El cielo está cubierto de nubes y de corazones, puesto que sabe que el corazón representa el amor. Por otro lado, el que la casa, símbolo del hogar, y un árbol cierren el conjunto expresa que se siente protegido y arropado en su familia. Cabe apuntar que a esta edad los pequeños entienden el amor como una cosa; ellos todavía no saben lo que son las emociones.

Dibujo 2. Carlos también tiene 4 años y está aprendiendo a escribir, de lo que se siente muy orgulloso. Él también acude a los corazones para comunicarnos que en su familia se quieren mucho. Pero al igual que en el caso anterior, los corazones llenan el cielo, pues son entes que no pesan como las nubes y las estrellas. Cabe indicar que a estas edades tempranas suelen confundir el trazado del corazón con la letra B mayúscula, tal como se aprecia en el dibujo. Que él y sus padres se encuentren en lo alto de un montículo es signo de seguridad y autoestima.
 
Dibujo 3. Aun siendo el corazón el símbolo del amor por excelencia, niños y niñas adoptan otros que también les sirven para expresar este sentimiento básico. Así el arcoíris se muestra frecuentemente en las edades tempranas. Lo curioso es que este otro símbolo aparece en los dibujos de los escolarea por iniciativa propia. Es lo que sucede con este dibujo de un niño de 5 años, que acude a este símbolo que, por otro lado, connota protección, ya que acoge dentro de él a todos los miembros de la familia.
 
Dibujo 4. Tempranamente, las niñas suelen incorporar otros elementos que refuerzan la idea de amor y, curiosamente, lo suelen hacer con las componentes femeninas de la familia. Es lo que hace esta niña de 5 años que, inicialmente, representa a su madre de gran tamaño, al tiempo que le coloca una corona, como signo de amor y admiración hacia ella. A continuación, se dibuja a sí misma, también con una corona similar. Después, la figura de su hermano, que porta una gran cometa con un corazón, y la de su padre, aunque ellos no aparecen coronados.
 
Dibujo 5. A medida que se avanza en edad, se van ampliando las emociones relacionadas con el amor y el cariño. Se empieza a ser sujeto activo de los afectos y no solo receptor del amor de quienes le rodean. Esto lo podemos ver en el dibujo de la familia que realizó esta niña de 7 años. Inicialmente, comienza a dibujar por su hermano pequeño, lo que es signo de la importancia que tiene para ella; posteriormente, se traza detrás de él, con sus manos puestas en sus hombros, en señal de cariño y protección. Acaba el grupo familiar dibujando a su madre y a su padre. 

Dibujo 6. El amor que, inicialmente, es algo que reciben los pequeños, aunque ellos como correspondencia realicen muestras de cariño hacia los padres, se va ampliando para entender que dos personas pueden quererse entre sí. Es el caso de “estar enamorados”, como manifiesta esta niña de 8 años en su dibujo. Ella no se representa a sí misma, puesto que lo que desea es manifestar que sus padres se quieren, y para ello utiliza el recurso del globo del cómic con el fin de introducir en su interior un corazón, como si sus padres estuvieran pensando a través de este símbolo del amor.

Dibujo 7. Llega un momento en el que las manifestaciones del amor ya no se hacen a través de símbolos, sino que se expresan de formas más sutiles, puesto que la edad hace que los escolares sean más parcos en manifestaciones tan explícitas. Son distintas formas de plasmar el amor o el cariño hacia alguno de los miembros de la familia. Es lo que acontece con esta chica de quinto curso y de 10 años que se traza muy cercana a su padre, como expresión del afecto y admiración especial que siente hacia él.
Dibujo 8. Uno de los sentimientos del ser humano es ser querido, independientemente de la edad que se tenga. Esto, en edades avanzadas, ya se sabe que no es posible, que no todo el mundo nos quiere; es más, tenemos que contar con gente a las que no caemos bien o, peor aún, que nos detestan. Este deseo de amor colectivo es el que expresa el autor del último dibujo que vemos, un chico de 11 años que se encontraba en sexto de Primaria. En la escena lo vemos con el jersey verde con todos los miembros de su familia, padres y hermanos, todos agrupados como expresión del cariño que percibe dentro del grupo familiar.

Para cerrar esta primera entrega del estudio del desarrollo de las emociones a través del dibujo de la familia quisiera indicar, para quien me lea por primera vez, que soy consciente de que las emociones positivas tienen sus contrapartidas con situaciones opuestas, en las que algunos niños y niñas viven escasamente este sentimiento básico que hemos visto. Sobre ello, he publicado numerosos artículos; no obstante, como apunté al principio, en estos casos que veremos nos vamos a centrar en aquellas emociones que ayudan al ser humano a desarrollar una vida lo más plena posible.

jueves, 17 de mayo de 2018

Del patio del colegio a la Red, por Pepe Cantillo

Del patio del colegio a la Red, por Pepe Cantillo, catedrático de Filosofía y antiguo asesor en el Centro de Profesorado de Torrent (Valencia).

Y crecimos en libertad, con derechos, minimizando primero el valor de las acciones para terminar despreciando el valor de las personas. Y llegaron las nuevas tecnologías y con ellas esos mágicos artefactos (teléfonos móviles, ordenadores, tabletas), artilugios capaces de hacer de todo, desde propalar información comprometida, burlarse del más “pintao”, herir y dañar con la palabra o en la imagen, hasta provocar la destrucción del prójimo o de la prójima. Lo grave es que todo ello termina por parecernos algo normal.
Primera gran interrogante a plantear: ¿Se puede sacar partido positivo de las redes? Línea de trabajo que puede ayudar a situar a la clase desde las posibles respuestas de todos los alumnos.
Acosar a alguien no es nuevo, quizás la novedad estriba en que, de un tiempo a esta parte y dado el eco que despiertan las redes sociales, el tema ha pasado a primera página y se ha convertido en una seria preocupación, amén de un delito en muchos de los casos. Hoy acosa hasta el perro del vecino cuando pasea por la calle. Lamentable.
Segunda interrogante para centrarse en el propio centro escolar ¿Cómo detectar el acoso contando con la cooperación/colaboración de todos?
Acosar en el recreo ha dejado de ser algo puntual, que por lo normal no traspasaba las puertas del colegio si no fuera, entre otras razones, porque dicha situación se hace pública al saltar a la Red. Internet es el nuevo escenario donde se publican “las hazañas” de las que se jactan los acosadores a la par que consiguen su minuto de gloria ante la “vasca” (amigotes). Una vez que el suceso se publicita ya no lo para nadie. Estar conectado a ese “escenario virtual” es básico para el personal. Como botón de muestra Whatsapp.
Los tipos de acoso a los que nos enfrentamos son muchos y muy variados. La lista que doy a continuación en inglés, marca algunas parcelas del problema. ¿Por qué en inglés? Parece que suena mejor, que es menos ofensiva la situación; vamos, algo así como un puro divertimento.
Tercer paso: Definir para conocer las diversas situaciones ¿Qué podemos hacer?
Bullying, cyberbullying, stalking, sexting, sextorsión, grooming. En el mundo deportivo le llaman pressing para darle más caché al vocablo presión, pues acoso suena a vulgar. Hay más, pero para muestra un botón. En el ámbito político al acoso se le viene llamando “escrache” porque parece que queda más elegante.
¿Qué podemos hacer contra esta lacra? La pregunta es tópica, el campo de actuación muy amplio y las soluciones difíciles. De momento tomar conciencia de su existencia; estar atentos a cualquier indicio que pueda aparecer; conocer para actuar. Los acosados dan señales de alerta y los acosadores también, solo hay que prestar oído a esas señales.
En los recreos escolares siempre ha habido sus más y sus menos de unos chicos contra otros chicos, ya más modernamente también las chicas se hicieron más guerreras. Nunca solía llegar la sangre al río. Me estoy remontando a otros tiempos en los que es posible que fuéramos más pacatos, más temerosos y también más humanos. Tiempos en los que no éramos tan violentos ni supuestamente sádicos y ni tan siquiera habíamos aprendido a pintar (guarrear) las paredes.
En el caso del acoso escolar hay que tener muy en cuenta que amenaza el equilibrio emocional y a veces físico de los escolares y afecta negativamente al aprendizaje. Lo ideal sería detenerlo antes de que comience pero eso es casi imposible. Los verdugos actúan sibilinamente, la víctima sufre en silencio y el coro se divierte o hace piña.
El acoso escolar (bullying), por los daños que comporta, deja secuelas que acompañan al sujeto a lo largo de toda su vida. Los acosados, según recientes estudios, son propensos a enfermedades, a depresión, tienen dificultad para afrontar relaciones a largo plazo y la tendencia al suicidio está presente y por desgracia, en algunos casos se ejecuta.
Este tipo de agresiones ha hecho su aparición a edades más tempranas de las conocidas hasta ahora. Solía darse entre adolescentes, pero eso ha cambiado hasta el punto de ser frecuente ya en la primera etapa de la ESO y, para asombro y sorpresa, en colegios de primaria también. Lo cito para dar la voz de alerta y poder enfrentarse al problema en caso de aparecer. Hay que excluir el tópico de que son cosas de chiquillos, que siempre han sucedido y que sirven para endurecerlos.
Los personajes de este drama convivencial son el acosador, la víctima y el público. Doy unas breves referencias de cada actor de este drama según su importancia.
El acosador (él o ella) suele ser prepotente, un respondón que se salta las normas; es un gallito de pelea que busca prestigio en el coro de amigotes que le ríen las gracias; actúa por diversión sin importarle las consecuencias; le falta empatía y su autoestima es baja, cuestión que compensa haciendo daño. Hay marcada diferencia entre acosador y víctima, pues el primero necesita protagonismo y el segundo no. Elige víctimas débiles que no saben qué hacer ante el problema o no pueden hacer y ahí reside su éxito. En caso contrario todo terminaría en una pelea de gallos de corral.
La víctima sufre insultos, burlas y desprecio, empujones, zancadillas, ridiculización, difamación, groserías, motes, se le hace el vacío -ni le hablan ni le dejan que hable-, se le excluye en los juegos, soporta amenazas físicas que suelen cumplirse (el acosador es listo y no dejará huellas físicas que lo delaten).
El público asiste como mirón, silencioso o en el peor de los casos jaleando los hechos que se desarrollan en este drama, tal vez por sadismo, por empatía o miedo al acosador, pero en cualquier caso también juega un papel importante con su participación activo/pasiva; no denuncia, se burla y sobre todo busca el beneplácito del acosador.
Del colegio saltamos a las redes y el problema se hace letal. El ciberacosador persigue a la víctima hasta el ordenador personal o se cuela en su móvil. Desde la creación de un perfil falso, con el nombre de la víctima donde le generarán conflicto con terceros, hasta colgar comentarios denigrantes o fotos robadas y mandarle mensajes amenazadores de móvil, hay toda una amplia gama.
Señales de alarma a tener en cuenta por la familia y la escuela. Rechazo a ir al colegio, cambios en el comportamiento habitual, bajada inexplicable del rendimiento, alteración del sueño, desinterés por las actividades escolares, negarse a hablar de la escuela, rehuir compañías y aparecer triste, presentarse con la ropa rota o deteriorada, perder cosas y pedir dinero (posible síntoma de chantaje).
Por lo normal eluden hablar del problema, bien porque esperan que sea algo pasajero o por creer que podrán controlar la situación sin ayuda, incluso les duele que puedan creer que son cobardes. El acosador suele atemorizarlos para que no hablen. Guardar silencio, aislarse es uno de los mecanismos que utilizan las víctimas, pues al daño que les causa la situación se añade el hundimiento personal. Hay sobradas razones para pedir ayuda pero no lo hacen aunque esté demostrado que es fatal para ellos. Los datos apuntan a que un veintitrés por ciento de niños y adolescentes españoles sufren en silencio el maltrato escolar.
El primer paso para poder solucionar es tener información de la existencia del problema. Insisto en la necesidad de estar al quite al menor síntoma de cambio de conducta como señal de que algo pasa. Mala es la ignorancia, peor la alarma, entre otras razones porque la sobreprotección tampoco es buena para ellos. Cerrar los ojos no resuelve nada.
En esta situación el papel de los padres es básico. El del centro, también. No vale mirar para otro lado, hay que alertar e incluso denunciar si es necesario. ¿Administración? Debe implicarse aun más.
¿Qué puede hacer la familia? Ante todo no poner el grito en el cielo. Nunca culparle por no haber sido capaz de reaccionar. Tener en cuenta que la tensión que sufren les impide pensar racionalmente. Hay que liberarle de la carga negativa que los angustia. Es básico ganarse su confianza para que hablen y cuenten lo que ocurre. Estar a su lado, sin restar importancia al tema pero sin machacar porque no hayan puesto remedio. Ponerse en su lugar (empatía) ayudará a compartir el problema y exteriorizar sentimientos.
El papel de los docentes es importante para detectar situaciones y actuar con celeridad, evitando males mayores. En cuanto se tenga constancia hay que advertir a las familias de lo que está pasando, aunque en el caso de los acosadores no suelen admitirlo ni el protagonista ni los padres. Mostrar hechos concretos con testigos y avisar que si no se corrige la situación se tomarán medidas más drásticas. La prevención es lo más eficaz en este tipo de circunstancias aunque por lo general siempre se llega tarde.

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miércoles, 9 de mayo de 2018

Aprendizaje ubicuo, por Carmen Mª Arrebola

Aprendizaje ubicuo, por Carmen Mª Arrebola Mesa, maestra de Primaria y estudiante de máster en TIC para la Educación y el Aprendizaje Digital.

Introducción.
El aprendizaje ubicuo representa una nueva forma de educación, que es posible gracias a las nuevas tecnologías. Si echamos la vista unos años atrás, podemos comprobar que la enseñanza tradicional difiere mucho de la actual. Anteriormente, el aprendizaje era un proceso mediante el cual el alumnado entraba en contacto con el docente de forma directa y absorbía los conceptos de forma autorizada. En la actualidad el aprendizaje ha cambiado radicalmente; con la aparición de Internet y los dispositivos digitales podemos, por ejemplo, asistir a una clase desde casa o elaborar un trabajo en grupo estando cada uno de sus componentes en un lugar diferente del mundo. Por otra parte, el extraordinario desarrollo de los dispositivos digitales en los últimos tiempos hace que el aprendizaje ubicuo no sea ya tan solo una posibilidad práctica sino un dominio social.
A lo largo de este artículo desarrollaremos el concepto de aprendizaje ubicuo y de la nueva forma de aprendizaje a que este da lugar. También nos centraremos en los niveles de aprendizaje ubicuo, de los cambios que se deben poner en marcha en el contexto educativo y se propondrán una serie de actividades relacionadas con este aprendizaje.

Concepto de aprendizaje ubicuo.
La bibliografía académica con frecuencia vincula el concepto de aprendizaje ubicuo (ubicuous learning o u-learning) a técnicas de enseñanza que se valen del uso de dispositivos móviles, actualmente representados en la industria por las tabletas o teléfonos móviles inteligentes en sus diferentes versiones. Por esta razón, las definiciones del concepto de mobile learning (m learning) guardan cierta proximidad conceptual con la noción aprendizaje ubicuo (Crompton, 2013).
El aprendizaje ubicuo, en su sentido más amplio, se relaciona directamente con las posibilidades tecnológicas de la conectividad móvil y supone la inmersión de los estudiantes en situaciones de aprendizaje cuyos procesos tienen lugar en contextos diversos, expandiendo el escenario delimitado por una clase, un espacio físico o incluso una institución educativa. Desde la perspectiva del sujeto que aprende, las formas de aprendizaje ubicuo requieren, además, del desarrollo de ciertas habilidades específicas como la capacidad para adaptarse a contextos diferentes y en constante movimiento, lo cual involucra tanto a los contenidos de lo que se busca enseñar como al formato en que estos se presentan y las tareas que se deberán resolver.

Hacia una nueva forma de aprendizaje.
El aprendizaje ubicuo es interactivo. Es una combinación ordinaria, es decir, la persona se conecta con la máquina, y la máquina le responde sobre la base de las funciones con la que ha sido previamente programada. Este concepto de aprendizaje ubicuo fue desarrollado por primera vez por Nicholas Burbules, profesor de la universidad de Illinois, quien puso de manifiesto los cambios que se están produciendo en relación con los procesos tradicionales de aprendizaje. El impacto más notable de este hecho es que comienzan a diluirse las fronteras entre el aprendizaje formal y no formal.
El aumento de las nuevas tecnologías está dando lugar a una nueva forma de aprendizaje en la que las instituciones educativas no deberían estar ausentes: clases a distancia, realización de trabajos usando los medios virtuales o el uso de las redes sociales ganan terreno entre los estudiantes como nuevas formas de aprender. Ante esta situación Burbules (2012) concluye: “Las escuelas deben ser conectadas de manera consciente a una serie de otros entornos de aprendizaje: el aprendizaje de la escuela sale a estos otros lugares, y el aprendizaje de estos otros lugares regresa a la escuela. Una cultura de la movilidad, de colaboración, de infoentretenimiento, videojuegos, redes sociales y de comunicación a escala mundial, literalmente”. (p. 6).
El aprendizaje ubicuo parece aportar una situación prometedora, sin embargo, eso no es del todo cierto. Como también señala Burbules “no todo el aprendizaje podrá ser ubicuo ya que no todo puede aprenderse de este modo”. Sin embargo, dejando atrás estas consideraciones, esta nueva forma de aprendizaje ofrece grandes oportunidades a los docentes, ya que nos permite una nueva forma de programar actividades y de utilizar una metodología usando el potencial de las tecnologías móviles.

Niveles del aprendizaje ubicuo.
Tras analizar diferentes artículos y publicaciones, se llega a la conclusión de que en el aprendizaje ubicuo podemos diferenciar tres niveles:
-    Primer nivel: el espacio-tiempo tradicional.
En las aulas tradicionales podemos encontrar dos variables físicas: el espacio y el tiempo. Por tanto, lo que ocurre dentro de este espacio queda en el mismo, no es una experiencia que puedan conocer los demás, se limita a una interacción entre profesorado y alumnado. La posibilidad de utilizar espacios digitales para difundir y compartir actividades planificadas en el interior del aula podría considerarse como un punto de partida dentro del aprendizaje ubicuo.
-    Segundo nivel: entornos educativos en línea.
En este nivel se puede ampliar el espacio destinado a dar clase de diferentes formas. Por ejemplo, cuando el alumnado tiene que realizar tareas o actividades en grupo que requieren más tiempo, suele hacerlas fuera del aula. Esto significa que los estudiantes pueden aprender en otros sitios distintos al aula tradicional y por tanto usar otro tipo de recursos.
Si profundizamos aún más, el uso de entornos digitales que simulan una clase puede completar o hasta reemplazar las clases presenciales tradicionales. Algunos ejemplos de plataformas para la educación en línea serían Blackboard Collaborate, Moodle, etc. Hay que destacar que estos entornos aún se encuentran controlados por el docente, que es quien administra la enseñanza y gestiona el espacio digital.
-    Tercer nivel: el espacio público virtual como entorno de aprendizaje.
El uso de espacios en línea como Facebook, Twitter, Tumblr entre muchos otros, es un hábito que cada vez está más arraigado entre los estudiantes. Es muy común que estos espacios se conviertan en un intercambio de ideas, de respuesta a diversas preguntas y/o de colaboración entre ellos.
En la red podemos encontrar tutoriales, modelos de exámenes, novedades, explicaciones e información diversa que puede ser reciclada con el propósito de aprender. Teniendo en cuenta todo esto, nos planteamos si estos espacios pueden ser aprovechados con una finalidad educativa y es en esa línea donde el aprendizaje ubicuo está inmerso. Por ejemplo, una actividad donde el alumnado deba buscar información en Twitter sobre animales en peligro de extinción. Tendrían que encontrar información en dicha red social y luego realizar un informe con los resultados que hayan obtenido.

Cambios en el contexto educativo.
Una propuesta de cambios que deberían darse en el contexto educativo para permitir la práctica del aprendizaje ubicuo sería la siguiente:
-    Eliminación de las fronteras institucionales, espaciales y temporales de la educación tradicional.
Estamos acostumbrados a que los estudiantes sigan la misma línea de trabajo, es decir, que aprendan unos apuntes específicos y que utilicen libros de texto idénticos estando a la vez en el mismo espacio. El maestro explica a una clase de 25 o 30 alumnos y estos tienen que estar atentos y memorizar todo lo que se diga.
Con el aprendizaje ubicuo este hecho educativo puede ocurrir en cualquier lugar y a cualquier hora, no es preciso que el alumnado asista al aula cada día ni de manera simultánea. Para ello es necesario ir eliminando todas las fronteras que permitan esta nueva forma de educación.
-    Reordenación de los equilibrios.
En el aula tradicional, el profesor y la pizarra están frente a la clase. Los estudiantes se sientan en filas, escuchan, responden preguntas (de una en una), leen en silencio sus libros de texto y hacen las tareas del libro de ejercicios. La comunicación lateral estudiante-estudiante no es posible, ya que se podría interpretar como una pérdida de atención.
Hoy en día los equilibrios han cambiado en numerosos ámbitos de nuestra vida. Por ejemplo, hay menos motivos para visualizar las cadenas de televisión, cuando uno mismo puede elegir en YouTube lo que le interesa, comentarlo y, en su caso, diseñar y subir nuestro propio contenido audiovisual.
Haythornthwaite lo denomina como “nuevo orden relacional”. Este nuevo orden funciona del mismo modo en el aprendizaje. No hay ninguna necesidad de ser receptores pasivos de conocimiento, cuando estudiantes y profesores pueden colaborar en el diseño del conocimiento.
-    Conexión del pensamiento propio con la cognición distribuida.
En la era del aprendizaje ubicuo (un individuo no es lo que sabe sino lo que puede saber), el conocimiento está “al alcance de la mano”, porque se encuentra en el dispositivo que la persona tiene en su mano.
Antes de que existieran estos nuevos dispositivos contábamos, por ejemplo, con bibliotecas o expertos a los que consultar, cosa que seguimos haciendo. La cognición siempre ha sido algo distribuido y la inteligencia, colectiva. El lenguaje es la tecnología de cognición distribuida más destacable (Gee, 1992), sin embargo, la inmediatez y navegabilidad del conocimiento hoy en día, lo hacen tan accesible mediante los dispositivos digitales, que podemos hablar sin problemas de que estos dispositivos se han convertido en una extensión de nuestra mente.
Ya no tenemos que recordar números telefónicos porque los tenemos almacenados en la memoria del móvil (el móvil los recuerda por nosotros). Este simple ejemplo podría trasladarse a la desaparición de los exámenes a libro cerrado, exámenes en los que el alumnado tengo que memorizar. Los docentes debemos pensar en nuevas formas de evaluar las capacidades de los estudiantes. En este nuevo entorno lo importante no es saber, sino saber cómo saber.
-    Construcción de culturas de conocimiento colaborativo.
En el ámbito del aprendizaje ubicuo, el profesorado tiende a utilizar la gran influencia que tiene la inteligencia colectiva. Además, los estudiantes tienen conexión con otros agentes, como por ejemplo la familia o las amistades.
Los espacios digitales basados en redes sociales son perfectos para un tipo de trabajo que fomenta la colaboración y la participación en equipo, y que valora la diversidad de las contribuciones. Los profesores tenemos que adquirir destrezas de orden superior que nos permitan construir comunidades de aprendizaje inclusivas, de modo que cada estudiante pueda dar lo mejor de sí mismo.

Actividades relacionadas con el aprendizaje ubicuo.
Ejemplos de actividades que facilitarían el aprendizaje ubicuo serían los siguientes:
-    Elaboración de un blog donde se recojan contenidos, actividades y eventos realizados en los diferentes cursos de un colegio.
-    Creación de un entorno virtual de aprendizaje, en el que se incluyan herramientas para poder usar en el aula (YouTube, Gmail, Facebook, Twitter…).
-    Diseño de una plataforma para incluir contenidos relacionados con algunas asignaturas: por ejemplo, Moodle donde incluir contenidos, actividades y fotografías relacionadas con ciencias de la naturaleza o ciencias sociales. Desde esta plataforma el alumnado puede trabajar actividades desde su casa, hacer test o descargarse los temas de las diversas asignaturas.

Conclusión.
La educación ha cambiado radicalmente, ya no es necesario asistir de forma presencial a un aula para estudiar una carrera universitaria o cursar un máster, desde nuestra propia casa o el lugar que elijamos podemos desempeñar estos aprendizajes. Gracias a la aparición de los dispositivos móviles, el aprendizaje ubicuo permite la enseñanza en contextos que van más allá de una clase tradicional.
Poco a poco debemos ir cambiando la visión de la educación tradicional, donde el alumnado era un mero receptor de la información, y optar por un modelo educativo donde tanto los estudiantes como los docentes colaboremos mediante sinergias en el mismo.

Bibliografía.
-    Burbules, N. (2012). El aprendizaje ubicuo y el futuro de la enseñanza. Encuentros sobre educación, 3-14.
-    Crompton, H. (2013). A historical overview of mobile learning: Toward learned-centered education. In Z. L. Berge & L. Y. Muilenburg (Eds.), Handbook of mobile learning. Florence, KY: Routledge.
-    Gee, J. P. (1992). La mente social: lenguaje, ideología y práctica social. Nueva York: Bergin & Garvey.
-    Haythornthwaite, C. y. (2011). Teoría y práctica del e-learning. Londres: Sage.