jueves, 24 de mayo de 2018

El dibujo de la familia. Una nueva mirada hacia las emociones infantiles (1), por Aureliano Sáinz

El dibujo de la familia.  Una nueva mirada hacia las emociones infantiles (1), por Aureliano Sáinz Martín, Catedrático de Didáctica de la Expresión Plástica del Departamento de Educación Artística y Corporal en la Faculdad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba.

En el campo educativo ha empezado, por fin, a adquirir relevancia el estudio de las emociones, ya que se considera que educar no solo se trata de formar en procesos cognitivos, pues dejar de lado el conocimiento de las emociones y sentimientos de los seres humanos es un gran error, al no ser posible comprenderlos en su plenitud sin entrar en los componentes afectivos.
Por mi parte, esto lo tuve bastante claro desde hacía tiempo, pues cuando me inicié en la docencia universitaria (procediendo del campo de la arquitectura), cayeron en mis manos libros de grandes autores que habían investigado en el dibujo de los escolares y en los que se apreciaba claramente cómo plasmaban sus propias emociones.
Aquí, quisiera citar a dos grandes pioneros: el filósofo francés Georges-Henri Luquet que en 1927 publicó un brillante libro, traducido al español con el título de El dibujo infantil, y que aún hoy es referencia de todos los estudiosos del dibujo de niños y niñas. Otro autor imposible de obviar es el psicólogo estadounidense Viktor Lowenfeld, de origen austríaco, que en 1947 nos legó, posteriormente traducido al castellano, Desarrollo de la capacidad creadora, libro que supuso una verdadera revolución en la pedagogía de la educación artística.
Tras esos dos autores que he citado, y que en clase suelo equipararlos a Piaget y a Vygotski para que el alumnado entienda la relevancia que tienen, han sido numerosos los que han investigado y publicado dentro de este campo del dibujo infantil, tema que considero verdaderamente apasionante, especialmente porque es un lenguaje a través del cual los escolares nos dan a conocer visualmente no solo sus conceptos referidos a la temática propuesta sino, también, y con toda sinceridad, las emociones que proyectan sobre la escena y los personajes que han trazado.
Una vez realizado este breve preámbulo sobre el dibujo del escolar y su relación con el mundo de las emociones, quisiera apuntar que recientemente se me invitó en la Facultad de Ciencias de la Educación de Córdoba, donde desarrollo mi trabajo docente, a impartir una conferencia sobre el estudio de las emociones a través del dibujo. La titulé El dibujo de la familia. Una nueva mirada hacia las emociones infantiles. Con ella pretendía dar a conocer cómo niños y niñas expresan sus emociones positivas a través de la representación gráfica de la familia.
Digo positivas, puesto que en el ser humano conviven con las emociones negativas que todos portamos, en mayor o menor medida. Me centré voluntariamente en este lado de los afectos, puesto que propuse nueve modalidades de las emociones positivas, explicadas con 42 dibujos que seleccioné para que los asistentes a la conferencia pudieran ver de manera real cómo los escolares plasmaban sus emociones.
Puesto que la traslación de hora y media comentando los dibujos, evidentemente, se hace muy extensa en texto escrito, he planteado para la revista Educan2.0 ‘traducir’ esta experiencia a las páginas digitales, de modo que se puedan conocer esas emociones en distintas entregas.
Quisiera apuntar que, como todos sabemos, el ser humano nace con unos sentimientos básicos o proto-sentimientos, tal como los denomina Carlos Castilla del Pino, brillante psiquiatra, en su obra Teoría de los sentimientos, y que esos sentimientos iniciales se van ampliando y complejizando a medida que se va creciendo. Es por ello que conviene abordar el desarrollo de los sentimientos y las emociones de los escolares de una manera evolutiva, de modo que se responda al enriquecimiento que se adquiere a partir de las nuevas experiencias humanas.
Esto nos lleva a plantear el estudio de las emociones de forma separada, puesto que considero adecuado que conozcamos algunas de las modalidades que he descrito y cómo son expresadas por los escolares desde las edades en las que empiezan a realizar los primeros dibujos figurativos, es decir a los 4 años, hasta los 12 o 13 años, una vez que han finalizado la Educación Primaria.

El amor y sus representaciones
Uno de los sentimientos básicos del ser humano es el amor: sentirse querido, saber que uno ha venido a este mundo con el amor de los padres que a uno le quieren, simplemente por ser su hijo, es condición básica para caminar por la vida con una base de confianza y seguridad en este intrincado camino. Pero ese amor que inicialmente se recibe, paso a paso, empieza a madurar para llegar a entender que uno también es sujeto activo de amor hacia los otros, al tiempo que se comprende que dos personas pueden quererse porque están enamoradas.
La bibliografía sobre el amor es amplia, pero para aquellos docentes que estuvieran interesados en profundizar en este tema desde el punto de vista psicológico, yo les recomendaría la lectura de Emociones positivas, un excelente libro colectivo de distintos psicólogos y que coordina Enrique G. Fernández Abascal.
Y para que comprendamos cómo los escolares expresan su idea del amor en el seno de la familia, he seleccionado ocho dibujos que van de los 4 a los 11 años, y que comentaré brevemente para no extenderme en demasía. De este modo, podemos aproximarnos y conocer las emociones infantiles a partir de sus lenguajes gráficos.

Dibujo 1. Realizado por un niño de 4 años. Al pedir en la clase que dibujaran a la familia, el pequeño nos entregó este trabajo, en el que le vemos con su padre y su madre. El cielo está cubierto de nubes y de corazones, puesto que sabe que el corazón representa el amor. Por otro lado, el que la casa, símbolo del hogar, y un árbol cierren el conjunto expresa que se siente protegido y arropado en su familia. Cabe apuntar que a esta edad los pequeños entienden el amor como una cosa; ellos todavía no saben lo que son las emociones.

Dibujo 2. Carlos también tiene 4 años y está aprendiendo a escribir, de lo que se siente muy orgulloso. Él también acude a los corazones para comunicarnos que en su familia se quieren mucho. Pero al igual que en el caso anterior, los corazones llenan el cielo, pues son entes que no pesan como las nubes y las estrellas. Cabe indicar que a estas edades tempranas suelen confundir el trazado del corazón con la letra B mayúscula, tal como se aprecia en el dibujo. Que él y sus padres se encuentren en lo alto de un montículo es signo de seguridad y autoestima.
 
Dibujo 3. Aun siendo el corazón el símbolo del amor por excelencia, niños y niñas adoptan otros que también les sirven para expresar este sentimiento básico. Así el arcoíris se muestra frecuentemente en las edades tempranas. Lo curioso es que este otro símbolo aparece en los dibujos de los escolarea por iniciativa propia. Es lo que sucede con este dibujo de un niño de 5 años, que acude a este símbolo que, por otro lado, connota protección, ya que acoge dentro de él a todos los miembros de la familia.
 
Dibujo 4. Tempranamente, las niñas suelen incorporar otros elementos que refuerzan la idea de amor y, curiosamente, lo suelen hacer con las componentes femeninas de la familia. Es lo que hace esta niña de 5 años que, inicialmente, representa a su madre de gran tamaño, al tiempo que le coloca una corona, como signo de amor y admiración hacia ella. A continuación, se dibuja a sí misma, también con una corona similar. Después, la figura de su hermano, que porta una gran cometa con un corazón, y la de su padre, aunque ellos no aparecen coronados.
 
Dibujo 5. A medida que se avanza en edad, se van ampliando las emociones relacionadas con el amor y el cariño. Se empieza a ser sujeto activo de los afectos y no solo receptor del amor de quienes le rodean. Esto lo podemos ver en el dibujo de la familia que realizó esta niña de 7 años. Inicialmente, comienza a dibujar por su hermano pequeño, lo que es signo de la importancia que tiene para ella; posteriormente, se traza detrás de él, con sus manos puestas en sus hombros, en señal de cariño y protección. Acaba el grupo familiar dibujando a su madre y a su padre. 

Dibujo 6. El amor que, inicialmente, es algo que reciben los pequeños, aunque ellos como correspondencia realicen muestras de cariño hacia los padres, se va ampliando para entender que dos personas pueden quererse entre sí. Es el caso de “estar enamorados”, como manifiesta esta niña de 8 años en su dibujo. Ella no se representa a sí misma, puesto que lo que desea es manifestar que sus padres se quieren, y para ello utiliza el recurso del globo del cómic con el fin de introducir en su interior un corazón, como si sus padres estuvieran pensando a través de este símbolo del amor.

Dibujo 7. Llega un momento en el que las manifestaciones del amor ya no se hacen a través de símbolos, sino que se expresan de formas más sutiles, puesto que la edad hace que los escolares sean más parcos en manifestaciones tan explícitas. Son distintas formas de plasmar el amor o el cariño hacia alguno de los miembros de la familia. Es lo que acontece con esta chica de quinto curso y de 10 años que se traza muy cercana a su padre, como expresión del afecto y admiración especial que siente hacia él.
Dibujo 8. Uno de los sentimientos del ser humano es ser querido, independientemente de la edad que se tenga. Esto, en edades avanzadas, ya se sabe que no es posible, que no todo el mundo nos quiere; es más, tenemos que contar con gente a las que no caemos bien o, peor aún, que nos detestan. Este deseo de amor colectivo es el que expresa el autor del último dibujo que vemos, un chico de 11 años que se encontraba en sexto de Primaria. En la escena lo vemos con el jersey verde con todos los miembros de su familia, padres y hermanos, todos agrupados como expresión del cariño que percibe dentro del grupo familiar.

Para cerrar esta primera entrega del estudio del desarrollo de las emociones a través del dibujo de la familia quisiera indicar, para quien me lea por primera vez, que soy consciente de que las emociones positivas tienen sus contrapartidas con situaciones opuestas, en las que algunos niños y niñas viven escasamente este sentimiento básico que hemos visto. Sobre ello, he publicado numerosos artículos; no obstante, como apunté al principio, en estos casos que veremos nos vamos a centrar en aquellas emociones que ayudan al ser humano a desarrollar una vida lo más plena posible.

0 comentarios:

Publicar un comentario