miércoles, 9 de mayo de 2018

Aprendizaje ubicuo, por Carmen Mª Arrebola

Aprendizaje ubicuo, por Carmen Mª Arrebola Mesa, maestra de Primaria y estudiante de máster en TIC para la Educación y el Aprendizaje Digital.

Introducción.
El aprendizaje ubicuo representa una nueva forma de educación, que es posible gracias a las nuevas tecnologías. Si echamos la vista unos años atrás, podemos comprobar que la enseñanza tradicional difiere mucho de la actual. Anteriormente, el aprendizaje era un proceso mediante el cual el alumnado entraba en contacto con el docente de forma directa y absorbía los conceptos de forma autorizada. En la actualidad el aprendizaje ha cambiado radicalmente; con la aparición de Internet y los dispositivos digitales podemos, por ejemplo, asistir a una clase desde casa o elaborar un trabajo en grupo estando cada uno de sus componentes en un lugar diferente del mundo. Por otra parte, el extraordinario desarrollo de los dispositivos digitales en los últimos tiempos hace que el aprendizaje ubicuo no sea ya tan solo una posibilidad práctica sino un dominio social.
A lo largo de este artículo desarrollaremos el concepto de aprendizaje ubicuo y de la nueva forma de aprendizaje a que este da lugar. También nos centraremos en los niveles de aprendizaje ubicuo, de los cambios que se deben poner en marcha en el contexto educativo y se propondrán una serie de actividades relacionadas con este aprendizaje.

Concepto de aprendizaje ubicuo.
La bibliografía académica con frecuencia vincula el concepto de aprendizaje ubicuo (ubicuous learning o u-learning) a técnicas de enseñanza que se valen del uso de dispositivos móviles, actualmente representados en la industria por las tabletas o teléfonos móviles inteligentes en sus diferentes versiones. Por esta razón, las definiciones del concepto de mobile learning (m learning) guardan cierta proximidad conceptual con la noción aprendizaje ubicuo (Crompton, 2013).
El aprendizaje ubicuo, en su sentido más amplio, se relaciona directamente con las posibilidades tecnológicas de la conectividad móvil y supone la inmersión de los estudiantes en situaciones de aprendizaje cuyos procesos tienen lugar en contextos diversos, expandiendo el escenario delimitado por una clase, un espacio físico o incluso una institución educativa. Desde la perspectiva del sujeto que aprende, las formas de aprendizaje ubicuo requieren, además, del desarrollo de ciertas habilidades específicas como la capacidad para adaptarse a contextos diferentes y en constante movimiento, lo cual involucra tanto a los contenidos de lo que se busca enseñar como al formato en que estos se presentan y las tareas que se deberán resolver.

Hacia una nueva forma de aprendizaje.
El aprendizaje ubicuo es interactivo. Es una combinación ordinaria, es decir, la persona se conecta con la máquina, y la máquina le responde sobre la base de las funciones con la que ha sido previamente programada. Este concepto de aprendizaje ubicuo fue desarrollado por primera vez por Nicholas Burbules, profesor de la universidad de Illinois, quien puso de manifiesto los cambios que se están produciendo en relación con los procesos tradicionales de aprendizaje. El impacto más notable de este hecho es que comienzan a diluirse las fronteras entre el aprendizaje formal y no formal.
El aumento de las nuevas tecnologías está dando lugar a una nueva forma de aprendizaje en la que las instituciones educativas no deberían estar ausentes: clases a distancia, realización de trabajos usando los medios virtuales o el uso de las redes sociales ganan terreno entre los estudiantes como nuevas formas de aprender. Ante esta situación Burbules (2012) concluye: “Las escuelas deben ser conectadas de manera consciente a una serie de otros entornos de aprendizaje: el aprendizaje de la escuela sale a estos otros lugares, y el aprendizaje de estos otros lugares regresa a la escuela. Una cultura de la movilidad, de colaboración, de infoentretenimiento, videojuegos, redes sociales y de comunicación a escala mundial, literalmente”. (p. 6).
El aprendizaje ubicuo parece aportar una situación prometedora, sin embargo, eso no es del todo cierto. Como también señala Burbules “no todo el aprendizaje podrá ser ubicuo ya que no todo puede aprenderse de este modo”. Sin embargo, dejando atrás estas consideraciones, esta nueva forma de aprendizaje ofrece grandes oportunidades a los docentes, ya que nos permite una nueva forma de programar actividades y de utilizar una metodología usando el potencial de las tecnologías móviles.

Niveles del aprendizaje ubicuo.
Tras analizar diferentes artículos y publicaciones, se llega a la conclusión de que en el aprendizaje ubicuo podemos diferenciar tres niveles:
-    Primer nivel: el espacio-tiempo tradicional.
En las aulas tradicionales podemos encontrar dos variables físicas: el espacio y el tiempo. Por tanto, lo que ocurre dentro de este espacio queda en el mismo, no es una experiencia que puedan conocer los demás, se limita a una interacción entre profesorado y alumnado. La posibilidad de utilizar espacios digitales para difundir y compartir actividades planificadas en el interior del aula podría considerarse como un punto de partida dentro del aprendizaje ubicuo.
-    Segundo nivel: entornos educativos en línea.
En este nivel se puede ampliar el espacio destinado a dar clase de diferentes formas. Por ejemplo, cuando el alumnado tiene que realizar tareas o actividades en grupo que requieren más tiempo, suele hacerlas fuera del aula. Esto significa que los estudiantes pueden aprender en otros sitios distintos al aula tradicional y por tanto usar otro tipo de recursos.
Si profundizamos aún más, el uso de entornos digitales que simulan una clase puede completar o hasta reemplazar las clases presenciales tradicionales. Algunos ejemplos de plataformas para la educación en línea serían Blackboard Collaborate, Moodle, etc. Hay que destacar que estos entornos aún se encuentran controlados por el docente, que es quien administra la enseñanza y gestiona el espacio digital.
-    Tercer nivel: el espacio público virtual como entorno de aprendizaje.
El uso de espacios en línea como Facebook, Twitter, Tumblr entre muchos otros, es un hábito que cada vez está más arraigado entre los estudiantes. Es muy común que estos espacios se conviertan en un intercambio de ideas, de respuesta a diversas preguntas y/o de colaboración entre ellos.
En la red podemos encontrar tutoriales, modelos de exámenes, novedades, explicaciones e información diversa que puede ser reciclada con el propósito de aprender. Teniendo en cuenta todo esto, nos planteamos si estos espacios pueden ser aprovechados con una finalidad educativa y es en esa línea donde el aprendizaje ubicuo está inmerso. Por ejemplo, una actividad donde el alumnado deba buscar información en Twitter sobre animales en peligro de extinción. Tendrían que encontrar información en dicha red social y luego realizar un informe con los resultados que hayan obtenido.

Cambios en el contexto educativo.
Una propuesta de cambios que deberían darse en el contexto educativo para permitir la práctica del aprendizaje ubicuo sería la siguiente:
-    Eliminación de las fronteras institucionales, espaciales y temporales de la educación tradicional.
Estamos acostumbrados a que los estudiantes sigan la misma línea de trabajo, es decir, que aprendan unos apuntes específicos y que utilicen libros de texto idénticos estando a la vez en el mismo espacio. El maestro explica a una clase de 25 o 30 alumnos y estos tienen que estar atentos y memorizar todo lo que se diga.
Con el aprendizaje ubicuo este hecho educativo puede ocurrir en cualquier lugar y a cualquier hora, no es preciso que el alumnado asista al aula cada día ni de manera simultánea. Para ello es necesario ir eliminando todas las fronteras que permitan esta nueva forma de educación.
-    Reordenación de los equilibrios.
En el aula tradicional, el profesor y la pizarra están frente a la clase. Los estudiantes se sientan en filas, escuchan, responden preguntas (de una en una), leen en silencio sus libros de texto y hacen las tareas del libro de ejercicios. La comunicación lateral estudiante-estudiante no es posible, ya que se podría interpretar como una pérdida de atención.
Hoy en día los equilibrios han cambiado en numerosos ámbitos de nuestra vida. Por ejemplo, hay menos motivos para visualizar las cadenas de televisión, cuando uno mismo puede elegir en YouTube lo que le interesa, comentarlo y, en su caso, diseñar y subir nuestro propio contenido audiovisual.
Haythornthwaite lo denomina como “nuevo orden relacional”. Este nuevo orden funciona del mismo modo en el aprendizaje. No hay ninguna necesidad de ser receptores pasivos de conocimiento, cuando estudiantes y profesores pueden colaborar en el diseño del conocimiento.
-    Conexión del pensamiento propio con la cognición distribuida.
En la era del aprendizaje ubicuo (un individuo no es lo que sabe sino lo que puede saber), el conocimiento está “al alcance de la mano”, porque se encuentra en el dispositivo que la persona tiene en su mano.
Antes de que existieran estos nuevos dispositivos contábamos, por ejemplo, con bibliotecas o expertos a los que consultar, cosa que seguimos haciendo. La cognición siempre ha sido algo distribuido y la inteligencia, colectiva. El lenguaje es la tecnología de cognición distribuida más destacable (Gee, 1992), sin embargo, la inmediatez y navegabilidad del conocimiento hoy en día, lo hacen tan accesible mediante los dispositivos digitales, que podemos hablar sin problemas de que estos dispositivos se han convertido en una extensión de nuestra mente.
Ya no tenemos que recordar números telefónicos porque los tenemos almacenados en la memoria del móvil (el móvil los recuerda por nosotros). Este simple ejemplo podría trasladarse a la desaparición de los exámenes a libro cerrado, exámenes en los que el alumnado tengo que memorizar. Los docentes debemos pensar en nuevas formas de evaluar las capacidades de los estudiantes. En este nuevo entorno lo importante no es saber, sino saber cómo saber.
-    Construcción de culturas de conocimiento colaborativo.
En el ámbito del aprendizaje ubicuo, el profesorado tiende a utilizar la gran influencia que tiene la inteligencia colectiva. Además, los estudiantes tienen conexión con otros agentes, como por ejemplo la familia o las amistades.
Los espacios digitales basados en redes sociales son perfectos para un tipo de trabajo que fomenta la colaboración y la participación en equipo, y que valora la diversidad de las contribuciones. Los profesores tenemos que adquirir destrezas de orden superior que nos permitan construir comunidades de aprendizaje inclusivas, de modo que cada estudiante pueda dar lo mejor de sí mismo.

Actividades relacionadas con el aprendizaje ubicuo.
Ejemplos de actividades que facilitarían el aprendizaje ubicuo serían los siguientes:
-    Elaboración de un blog donde se recojan contenidos, actividades y eventos realizados en los diferentes cursos de un colegio.
-    Creación de un entorno virtual de aprendizaje, en el que se incluyan herramientas para poder usar en el aula (YouTube, Gmail, Facebook, Twitter…).
-    Diseño de una plataforma para incluir contenidos relacionados con algunas asignaturas: por ejemplo, Moodle donde incluir contenidos, actividades y fotografías relacionadas con ciencias de la naturaleza o ciencias sociales. Desde esta plataforma el alumnado puede trabajar actividades desde su casa, hacer test o descargarse los temas de las diversas asignaturas.

Conclusión.
La educación ha cambiado radicalmente, ya no es necesario asistir de forma presencial a un aula para estudiar una carrera universitaria o cursar un máster, desde nuestra propia casa o el lugar que elijamos podemos desempeñar estos aprendizajes. Gracias a la aparición de los dispositivos móviles, el aprendizaje ubicuo permite la enseñanza en contextos que van más allá de una clase tradicional.
Poco a poco debemos ir cambiando la visión de la educación tradicional, donde el alumnado era un mero receptor de la información, y optar por un modelo educativo donde tanto los estudiantes como los docentes colaboremos mediante sinergias en el mismo.

Bibliografía.
-    Burbules, N. (2012). El aprendizaje ubicuo y el futuro de la enseñanza. Encuentros sobre educación, 3-14.
-    Crompton, H. (2013). A historical overview of mobile learning: Toward learned-centered education. In Z. L. Berge & L. Y. Muilenburg (Eds.), Handbook of mobile learning. Florence, KY: Routledge.
-    Gee, J. P. (1992). La mente social: lenguaje, ideología y práctica social. Nueva York: Bergin & Garvey.
-    Haythornthwaite, C. y. (2011). Teoría y práctica del e-learning. Londres: Sage.

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