Quisiera plantearle el siguiente supuesto: imagínese que usted o un familiar es atendido en un hospital y allí, tras hacerle una serie de pruebas diagnósticas, le informan de que sufre una enfermedad que llamaremos X. Dicha enfermedad X puede ser tratada con 2 tipos de tratamientos, A y B, y que es usted el que debe elegir uno de ellos. Del tratamiento A, si bien se viene utilizando durante 50 años, no existen estudios científicos que hayan demostrado su eficacia, aunque esto no ha impedido que muchos médicos defiendan su utilización, a pesar de que las estadísticas sobre la enfermedad X muestren una evolución poco o nada favorable al aplicarse dicho tratamiento. Por otro lado, está el tratamiento B, cuya eficacia sí viene avalada por numerosos estudios científicos controlados, además de estar dando unos resultados claramente superiores a los del A, pero no hay tantos facultativos que sepan administrarlo, siendo por tanto de menor aplicación por esa falta de personal cualificado y por su menor grado de conocimiento.
¿Cuál elegiría?
Si en vez de tratamientos médicos, estuviéramos hablando de métodos educativos, ¿cuál elegiría? O más directamente, ¿cuál suele elegir en su práctica docente? ¿A o B?
