martes, 19 de abril de 2016

Un libro para iniciar el cambio, por Valeriano Rosales Esteo

Un libro para iniciar el cambio, por Valeriano Rosales Esteo, maestro de Pedagogía Terapéutica en el CEIP Los Pinos de Rute.

“Dado que encaramos un futuro incierto, la solución no es hacer mejor lo que hacíamos antes. Necesitamos hacer algo más. El desafío no es arreglar este sistema sino cambiarlo: no reformarlo, sino transformarlo… Y sabemos qué es lo que funciona, sólo que no lo hacemos a una escala suficientemente grande. Pero ahora hemos alcanzado una posición que nos permite usar nuestros recursos creativos y tecnológicos para cambiar eso”.
Ken Robinson
En la segunda mitad del 2015 una noticia que hablaba entre otras cosas del sueldo de los docentes hizo fortuna y se coló en las conversaciones de tertulianos siendo tendencia en redes sociales. El germen de este debate fue el libro del filósofo, ensayista y pedagogo José Antonio Marina, su título: “Despertad al diplodocus: una conspiración educativa para transformar la escuela... y todo lo demás”.
Esta obra constituye una hoja de ruta sobre la que ir construyendo un nuevo modelo de educación. El autor comienza el texto exponiendo sus razones del porqué empezó a escribir el libro. Entre ellas está una pregunta: ¿podríamos mejorar el sistema educativo español en poco tiempo? Él concreta un plazo, cinco años.
Partiendo del subtítulo el autor muestra su intención de emprender ese camino iniciando lo que él llama una conspiración para concurrir en un mismo fin, convocando a todos para unirse, en pos de avanzar hacia la consecución de unos objetivos, a saber: reducir el abandono escolar, subir las calificaciones en las evaluaciones del sistema, aumentar el número de alumnos excelentes y acortar la distancia entre los mejores y los peores, favorecer que todo el alumnado pueda alcanzar el máximo desarrollo personal y, por último, fomentar la adquisición de las habilidades del siglo XXI.
Estas palabras suenan fenomenalmente al decirlas pero qué difícil es el llevarlas a cabo. Pues bien, en el libro se apuntan las directrices para implementarlo, haciendo hincapié en la necesidad de medir las acciones que se vayan a poner en marcha. El cambio educativo no puede construirse sobre unos objetivos no evaluables a corto, medio y largo plazo, no puede hacerse sin que haya unos criterios sobre los que valorar si estamos consiguiendo o no lo que pretendíamos.
En el libro se muestra una disposición hacia la mejora, la excelencia, nada más y nada menos que de todo el sistema educativo. Y con tan alta aspiración el autor deja claro que la obra es una llamada a la acción de todo el sistema, de todas las personas, de todos. Lo hace con explicaciones de cómo son los agentes implicados, lo que el autor llama motores del cambio, desde donde se puede convocar esta transformación: la escuela, la familia, la ciudad, la empresa y el Estado. Es también, y sobre todo, una llamada a la responsabilidad de cada uno. Un no escurrir el bulto por no poder abarcar tan altas aspiraciones sino un remangarse las mangas de camisa y ponerse manos a la obra con una especie de toque de rebato desde el interior de cada uno sin escudarse, por ejemplo, en los defectos de las leyes educativas de cada momento.
Los reparos, prejuicios, que desde un principio me planteaba el autor y lo que decían los medios se fueron disipando toda vez me introducía en la lectura calmada de los postulados que se exponían. No oculto que tengo mis diferencias de interpretaciones, enfoques, términos… pero no seré yo el que los critique sin posibilidad, y la suerte a la vez, de que el autor me rebata, echando yo por tierra la simple perspectiva de avance. Para mí, con la sensatez que expresan sus postulados y todo lo que de ellos infiero, me transmite la sensación de que este libro pueda convertirse en el punto de partida para iniciar el anhelado cambio. Léanlo y comiencen la conspiración en grupo o en solitario: cambiemos esto, mejorémoslo.

miércoles, 6 de abril de 2016

Atendiendo alumn@s, por Julián Moreno Quesada

Atendiendo alumn@s es una sección en la que nos acercamos, a través de un cuestionario, a profesores y profesoras que nos cuenten sus experiencias y opiniones sobre la atención a la diversidad del alumnado en el aula.
En esta ocasión, nuestro protagonista es Julián Moreno Quesada, Profesor de Matemáticas del IES Inca Garcilaso de Montilla.
1. ¿Qué consideras fundamental para atender a todo el alumnado y con ello dar respuesta a las necesidades que requiere?
Buscar actividades diversificadas que permitan a todo el alumnado trabajar en el aula.
Aumentar los tiempos de trabajo de los alumnos y alumnas y disminuir los tiempos de intervención directa del profesor.
Incorporar una organización del aula en equipos, así como recursos TICs.
2. ¿Cómo distribuyes el tiempo, las funciones del alumnado y su ubicación en el aula para facilitar el dinamismo de la clase?
Organizando el aula en equipos cooperativos de trabajo.
Si no es el caso, buscando explicaciones cortas y realizando actividades en el aula
En ambas situaciones tengo tiempo para atender a los alumnos de manera más individual.
3. ¿Qué factores son los que más afectan a la atención e implicación del alumnado? (número de alumnos, heterogeneidad, horas semanales de la materia, exigencias de cumplimiento de la programación…)
Aunque la hora en que impartes la asignatura influye (no son iguales las primeras horas que las finales de una jornada lectiva), me parecen más decisivas la actitud y el ánimo del profe en el aula, la exigencia en el cumplimiento de la programación (algunas veces exagerada) y el tipo de actividades y recursos que se ponen en juego.
4. ¿Cómo actúas ante el alumnado con comportamientos disruptivos? ¿Qué soluciones son las que mejor resultado te han dado?
Tratar de entender el porqué de su actitud. Hablar con él/ella y acordar medidas una vez que se la haya pasado su etapa de "secuestro emocional”. Cuando una alumno está “supercabreado” es imposible razonar y entonces lo urgente es aplacar su estado emocional. En este sentido, el aula de convivencia (muchas veces este nombre es un eufemismo) puede jugar un papel muy importante. Por supuesto, después viene la actuación colegiada de los docentes del grupo, orientador y equipo directivo. Pero antes que la sanción debe estar la persona y el papel tan importante de la educación, que es el objetivo primordial de nuestra actividad como docentes.
5. ¿Qué recursos de los que usas se adaptan mejor a tu alumnado? (TIC, materiales elaborados por ti, musicales, literarios, audiovisuales, yincana, teatro, actividades fuera del centro…)
Usar TICs (pizarra digital), aprovechando recursos audiovisuales, y actividades en el centro y fuera de él. Sobre las TICs, decir que es un mundo inagotable y está lleno de resursos y posibilidades desconocidas (resultado de un curso sobre apps educativas para móviles y tablets que estoy haciendo ahora).
Hacer de los dispositivos tecnológicos (móvil) aliados en nuestra tarea docente y no causas de sanciones reguladas en los ROFs.
6. ¿Cómo consideras el intercambio de información, de experiencias, materiales y recursos, y el trabajo en equipo para la mejora de tu práctica docente?
Me parece fundamental y cada vez más necesario. Es una gran asignatura pendiente. Los centros nos podemos seguir representando insularidades pedagógicas y organizativas. No puede ser y no debe ser. Estar en red, saber qué se hace y aprender de compañeros que comparten inquietudes y problemas similares sólo puede ser enriquecedor, no sólo para el profesorado sino para el alumnado. ¿Por qué no poder trabajar en proyectos alumnado de centros diferentes? Y sobre la colaboración de los centros de una misma localidad….¿cómo es posible que no exista una idea compartida, un marco común de actuación para buscar una ciudad, nuestra ciudad, como ciudad educativa, contemplándose la oferta educativa desde la perspectiva de la localidad, que beneficie a nuestros ciudadanos y permita una colaboración enriquecedora muy alejada de la competencia entre centros?
7. ¿Evalúas a todo el alumnado por igual? ¿Incluyes la evaluación de las estrategias puestas en marcha para su posterior mejora? ¿Cómo lo haces?
La evaluación es un tema muy difícil sobre el que sigo aprendiendo. Me parece decisivo diferenciar calificaciones de evaluaciones y, en este sentido, utilizar rúbricas y otros elementos de evaluación (en la idea de progreso y necesidades) es fundamental. Buscar la autoevaluación y la coevaluación del alumnado también. Y además la calificación. Pero en ello estoy.
8. ¿Qué experiencias de las que has planteado han sido más exitosas para la consecución de los objetivos? ¿Destacarías alguna experiencia por su carácter innovador?
El aprendizaje cooperativo me parece una organización y una metodología fundamental a la que hay que sumar un aprendizaje basado en proyectos, el uso de TICs y, en este sentido, las clases invertidas (flipped classrroom), junto al trabajo de la educación emocional y habilidades sociales de nuestro alumnado. Fomentar el trabajo colaborativo y cooperativo entre departamentos y profesorado es importante. Nuestras clases deberían estar abiertas a la ayuda y participación de otros compañeros que podrían hacer de observadores de nuestras prácticas educativas. Se terminaría generando un ambiente de confianza y colaboración que seguro haría que nuestro trabajo sea más gratificante.