miércoles, 3 de febrero de 2016

Un análisis de la identificación temprana de niños y niñas con altas capacidades en Andalucía, por Carmen Ruiz Martín y Rosario Ruiz Olivares

Un análisis de la identificación temprana de niños y niñas con altas capacidades en Andalucía, por Carmen Ruiz Martín, Orientadora del EOE Córdoba Sur-Centro, y Rosario Ruiz Olivares, Profesora del Departamento de Psicología en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba.

Hacer alusión a las altas capacidades intelectuales implica referirnos a un objeto de estudio de escasa trayectoria en nuestro país y sobre el que aún siguen perviviendo un universo de estereotipos y prejuicios que obstaculizan su avance.
En las últimas décadas, la legislación española ha contemplado la atención educativa del alumnado con alta capacidad intelectual, enmarcándolo dentro del colectivo que presenta “necesidades específicas de apoyo educativo” (NEAE). Cada comunidad autónoma, aunque de forma desigual, ha reflejado también en sus propios marcos normativos el desarrollo de medidas y procedimientos educativos que garanticen una respuesta escolar adaptada a sus características y potencialidades.
A partir de esta situación, han sido diversos los estudios y prácticas que en relación al alumnado con alta capacidad intelectual se han desarrollado en España desde diversas instituciones.
Caben reseñar las líneas de trabajo iniciadas por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía durante los periodos 2000-2002 y 2003-2006, que han servido de base para el diseño del reciente Plan de Actuación para la Atención Educativa del alumnado con NEAE por presentar Altas Capacidades Intelectuales, previsto para ser desarrollado inicialmente entre 2011-2013 pero que sigue vigente hoy día. Una propuesta que ha amparado la atención educativa de este tipo de alumnado y cuya finalidad, como reseña, “…no es el etiquetaje, sino el diseño y la planificación de una atención ajustada a sus necesidades educativas”; es decir, apuesta por un proceso común de detección temprana que garantice los procedimientos posteriores de identificación, evaluación psicopedagógica y organización de la respuesta escolar.
El plan parte de un acepción amplia del término, entendiendo que un alumno o alumna presenta alta capacidad intelectual cuando ”maneja y relaciona múltiples recursos cognitivos de tipo lógico, numérico, espacial, de memoria, verbal y creativo, o bien destaca especialmente y de manera excepcional en el manejo de uno o varios de ellos”. Bajo esta conceptualización distingue los siguientes perfiles intelectuales: sobredotados intelectualmente y talentosos (simples y complejos), definiendo cada uno y delimitando las aptitudes intelectuales de cada perfil.
Diez son los objetivos que se plantea, desglosando para cada uno de ellos las actuaciones, los agentes implicados y los criterios e indicadores de evaluación. Entre las actuaciones previstas para el primero de los objetivos contempla la elaboración y aplicación sistemática de un Protocolo de detección y evaluación de aplicación al alumnado que finaliza las etapas de educación infantil y primaria. Familias y docentes se convierten en los principales agentes identificativos a través de la cumplimentación de un cuestionario. El alumnado que en cada uno de los cuestionarios sobrepase la puntuación de corte estimada será objeto de estudio en la fase de screening.
Dado el interés de la temática y la implementación de un propuesta de estas características en nuestra comunidad, se llevó a cabo una investigación centrada en el estudio de dicho protocolo, aplicándose al alumnado que finalizaba la etapa de infantil en cinco centros educativos de la provincia de Córdoba, ubicados en un contexto sociocultural desfavorecido, extrayéndose los datos a partir del análisis de dichos cuestionarios. Los primeros datos indicaron que fue detectado en torno al 8% del alumnado.
Se analizaron las puntuaciones de los cuestionarios de familias y docentes y se observó que fueron más altas las puntuaciones otorgadas desde el contexto familiar respecto a las del contexto escolar. Una posible justificación a esta disparidad de resultados estaría asociada con el concepto y los rasgos que cada uno atribuye a aquellos que poseen alta capacidad intelectual. El profesorado quizás lo asemeje con el perfil de sobredotación, resaltando las características cognitivas y el estilo de aprendizaje, entendiendo por tanto que se tratan de alumnos con alto potencial cognitivo, motivados por aprender, con buen rendimiento académico y éxito escolar en todas las áreas. Las familias, además de estas cualidades, consideran aspectos destacables de su desarrollo evolutivo (prematuros al hablar, con un amplio repertorio de vocabulario desde temprana edad y con intereses y juegos diferentes a los propios de su edad); concepciones que transmiten al cumplimentar dichos cuestionarios.
Los resultados revelaron también que alumnos y alumnas recibían una puntuación similar desde ambos entornos, atribuyendo por tanto familias y profesorado similares características al sexo femenino y masculino. En la literatura especializada no se encuentran rasgos que diferencien a uno y otro sexo en estas edades, resaltando cualidades generales cuando hace referencia a niños y niñas.
Finalmente, el estudio estimó que se identificaron porcentajes similares en el total de niños y niñas. Hemos de tener en cuenta que al tratarse de la primera etapa educativa, las diferencias entre sexos apenas son perceptibles, acrecentándose éstas conforme avanzamos en edad y etapa escolar, adquiriendo en este periodo gran importancia las características personales, los estereotipos y los roles que la sociedad sigue asignando a cada uno de los sexos.
Como puede verse reflejado, el diseño y la aplicación de un plan de esta índole en nuestra comunidad supone un hito importante respecto a las actuaciones realizadas hasta el momento, con especial incidencia en los procesos tempranos de detección.
Podríamos considerar que son varios los beneficios que genera en nuestra comunidad autónoma:
- Haciendo realidad el compromiso de la Administración Educativa por atender a un colectivo de alumnos y alumnas “olvidados”.
- Propugnando el desarrollo de marcos normativos concretos que regulen la atención educativa específica de este tipo de alumnado.
- Instaurando procedimientos e instrumentos de detección, identificación y evaluación comunes en toda la comunidad andaluza.
Pero a pesar de su breve recorrido, tras su puesta en marcha deducimos que son muchos los interrogantes que quedan por resolver si realmente pretende instaurarse como una herramienta eficaz que posibilite la identificación e intervención del alumnado con alta capacidad intelectual:
- ¿Dispone el profesorado de la formación específica para ejercer su papel de agente identificativo?
- ¿Las familias poseen la información y formación necesarias para detectar las características y/o señales que alertan de la posible alta capacidad de su hijo e hija?
- Los criterios de detección establecidos en el cuestionario, ¿son suficientes o convendría reformularlos para evitar la posible no detección de este tipo de alumnado?
El planteamiento de estas cuestiones y los datos extraídos del estudio realizado abren nuevas y futuras líneas de trabajo que nos hacen reflexionar sobre la necesidad de continuar ahondando sobre la alta capacidad intelectual.

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