La Formación Profesional también retrocede en la LOMCE, por Mª José Vázquez Morillo

Mª José Vázquez Morillo es Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales y Catedrática en Administración de Empresas. Fue Directora General de Formación Profesional de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía desde 2003 hasta 2007. Actualmente, es Diputada por Sevilla en el Congreso.

Los expertos en Formación Profesional siempre han mantenido que “la mejor formación profesional se obtiene tras una buena formación de base”, y basándose en esa premisa se construyó en España un modelo que aseguraba la formación de base necesaria para acceder a cada nivel de formación profesional.
El sistema se dividió en PCPI (Programas de Cualificación Profesional Inicial) para el alumnado que no obtenía el título de ESO (Educación Secundaria Obligatoria), CFGM (Ciclos Formativos de Grado Medio) para el alumnado que obtenía el título de la ESO y CFGS (Ciclos Formativos de Grado Superior) para el alumnado que obtenía el título de Bachiller, respondiendo así  a acreditaciones de competencias de nivel 1, 2 y 3 respectivamente. Sin olvidar las prácticas obligatorias en una empresa, con una duración mínima de tres meses, antes de obtener el título correspondiente.

Construir un buen sistema de FP cuesta años e importantes inversiones, y de este modo a lo largo de los años el modelo se ha ido implementando con nuevos planes. Para dar respuesta a las necesidades de la nueva economía, en la que se necesitarán personas con altas capacidades para desenvolverse en escenarios de cambio, de innovación y de aumento de productividad, se pusieron en marcha planes destinados a fomentar el emprendimiento, a desarrollar la innovación aplicada, a fomentar la calidad, a crear redes de colaboración centros-empresas, planes, en definitiva, que nos acercan cada día más a obtener los resultados que este nivel de formación, que ocupará más del 70% de los nuevos puestos de trabajo, requiere.

Es necesario seguir trabajando en este sentido, en un modelo que, gracias al trabajo y la implicación de muchos profesionales de la formación y a la participación de las empresas, ha conseguido que el reconocimiento social de la Formación Profesional haya ido aumentando y que la matriculación en los distintos ciclos formativos no haya parado de crecer, especialmente en los últimos años en los que la crisis ha expulsado del mercado de trabajo a muchos jóvenes que abandonaron su formación para acceder a trabajos de baja cualificación en la época del boom inmobiliario. Los buenos resultados del modelo también han provocado, desde hace años,  que muchos universitarios vuelvan a la formación profesional porque aumentan sus posibilidades de inserción profesional.

Todo esto, al actual ministro de educación le ha parecido, seguramente sin conocer el modelo ni las necesidades reales de la economía, “un auténtico fracaso”, tirando por tierra el trabajo realizado por tantos profesionales y negando la evidencia de los logros obtenidos.

Al ministro le ha gustado más el modelo de la Ley del 70 y así lo ha plasmado en la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), no sin haber paralizado previamente todos los proyectos aludidos anteriormente. El modelo establecido en la nueva ley se parece como dos gotas de agua al predemocrático, en el que se accedía a FP1 sin necesidad de tener el título de graduado escolar, como ahora se accederá a los CFGM sin tener el título de la ESO (desde Formación Profesional Básica), a la FP2 se accedía desde la FP1, como ahora se accederá desde el CFGM a los Ciclos de Grado Superior.

El modelo establecido no pretende captar buenos expedientes para la formación profesional, lo que demostraría que realmente considera que la Formación Profesional es una herramienta estratégica que prepara a las personas para servir al nuevo escenario económico al que debemos enfrentarnos en los próximos años.  Lejos de ello el modelo establece dos vías paralelas a partir de 2º de la ESO, pues el alumnado que no obtiene buenos resultados en segundo elegirá, por ejemplo, unas matemáticas más “suaves” en tercero y se les dirigirá a 4º de la ESO por la vía de “enseñanzas aplicadas”; si supera la evaluación accederá a Ciclos formativos de grado medio, si no la supera irá a Formación Profesional Básica y de esta a Ciclos Formativos de Grado Medio. Pero a un alumno que obtenga buenos resultados y, por tanto, se le dirija a 4º de ESO por la vía de “enseñanzas académicas” y apruebe la evaluación por esta vía……, no se le permitirá estudiar un CFGM, debe ir a bachiller; tal vez el Ministro cree que sería un desperdicio que un alumno con buenos resultados estudie FP.

También en FP, la LOMCE da un gran paso atrás, quizá por ello el presupuesto ha sufrido una caída tan espectacular, pasando de una dotación económica en los Presupuestos Generales del Estado de 84 millones de euros en 2011 a 17 millones en 2014.

A cambio, el ministro ha descubierto la pólvora planteando un sistema de FP Dual, que no regula, y que se reducirá a hacer acuerdos con empresas para desarrollar los ciclos en sus instalaciones, cuestión que no es nueva, pues esos acuerdos ya venían desarrollándose en todas las comunidades autónomas en un reducido número de casos, dado el tamaño de nuestras empresas, lo que seguirá sucediendo hasta tanto no cambie nuestro sistema productivo. Para asegurar que estas experiencias se desarrollen con la garantía de que el alumnado adquiera las competencias en condiciones de calidad, el gobierno debería regular las condiciones con que han de contar las empresas en cuanto a instalaciones y personal con formación, y sobretodo la participación del profesorado que ha de evaluar a los futuros profesionales. De otra forma, en muchos casos se hará bien y en otros muchos estaremos convirtiendo la formación profesional en una forma de dotar de personal a las empresas a un precio muy bajo.

Intervención de Mª José Vázquez Morillo en la Comisión de Educación y Deporte del Congreso de los Diputados el 25 de septiembre de 2013