Convivir: la importancia de educarse en valores, por Pepe Cantillo, catedrático de filosofía y antiguo asesor en el Centro de Profesorado de Torrent (Valencia).
Previo a entrar en materia y puesto que educar en valores implica aceptar una serie de normas morales, acoto qué supone ser moral, inmoral o amoral. La RAE define moral como “doctrina del obrar humano que pretende regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el bien y el mal y los deberes que implican”.
Las personas morales son aquellas que actúan razonando sus decisiones para poder justificar su comportamiento. Por el contrario la persona inmoral conoce las normas y valores sociales, pero solo los cumple si le conviene. Es decir, vive de espaldas a dichas normas y las infringe buscando solo el interés personal. La persona amoral no considera necesario justificar sus acciones, por lo que vive al margen de las normas por creerlas “desprovistas de sentido moral” (sic). Le es indiferente cualquier tipo de moral.
La persona desmoralizada es aquella que ha perdido (ha renegado de) el valor de las normas por contagio con otras personas o por falta de coraje, razón por la que ha errado el camino que orientaría su vivir. Desmoralizar subsume la presencia de un tercero capaz de “corromper las costumbres con malos ejemplos o doctrinas perniciosas” (sic). Vulgarmente entendemos por estar desmoralizados cuando se produce en la persona un malestar, una caída de ánimo, un desinterés, un “abandono de sí mismo o de las cosas propias” (sic).
Doy paso a la importancia de los valores tanto para la persona como para la sociedad en la que vivimos. Los valores son referentes de actuación moral dentro de cada sociedad. Dichos valores los “incorporamos a la propia manera de ser, de pensar y sentir” desde la familia que es la base de todo comportamiento (positivo o negativo). Son interiorizados por mímesis (imitación) del modelo parental.
Los valores morales se refieren al conjunto de normas (y costumbres) propias de una sociedad. Dichos valores establecen la diferencia entre la actuación correcta y la incorrecta o negativa. Honradez, respeto, responsabilidad nos dan pista de entrada para ser morales.
Los valores sociales regulan las relaciones interpersonales dentro de cada comunidad. En su conjunto son aquellos que perfilan por dónde debe discurrir el recto proceder social que se espera de las personas pertenecientes a una comunidad. Su finalidad es mantener el equilibrio en el conjunto de individuos que integran dicha sociedad. Como ejemplo pueden valer la lealtad, tolerancia, solidaridad y pacifismo.
En resumen, los valores nos ayudan a construirnos y realizarnos como personas. Frente a los valores positivos están los negativos o contravalores que nos restan parte de nuestra dignidad como personas…
Englobando los campos citados, valores básicos serían los siguientes: libertad, amor, paz, justicia, responsabilidad, honestidad, equidad, respeto, generosidad, gratitud, empatía, amistad, verdad…, entre otros muchos. Éste es el desafío.
La importancia de educar, educarse y dejarse educar es el desafío del s.XXI ¿Por qué? Hemos perdido una cierta valoración del yo personal y del tú social, lo que nos lleva a una situación de manga ancha (laxitud moral) que nos impide ser personas completas. El desafío es reponer y reparar parte de todo ese conjunto de valores que hemos dejado de lado por comodidad, porque nadie nos dijo por dónde y hacia dónde caminar.
La escuela no tiene, ni puede, ni debe tener la exclusividad de la educación. Es un pilar más para educarnos y sostener el edificio de la persona y de la sociedad en la que se desenvuelve. La escuela, en determinados aspectos, en educación moral por ejemplo, debe remachar lo positivo que ya sembraron y floreció en el seno familiar.
Finalidad de la educación en valores: reforzar el pensamiento crítico de los escolares es el gran reto de nuestro sistema educativo aun al margen del sistema político. ¿Razones? El objetivo es conseguir ciudadanos autónomos con conocimientos, actitud crítica y responsable donde cada cual cumpla con su cometido.
La moderna sociedad subrepticiamente nos prepara para no pensar y así vivir en rebaño. Partido político que sube a gobernar quiere dejar constancia de su paso, razón por la que tenemos leyes educativas que no les dio tiempo a madurar.
Hay crisis de valores provocada por una serie de factores, desde que nos dejamos llevar por la manga ancha pensando que todo el monte es orégano; es decir, creyendo a pie juntillas (firmemente) que todo nos está permitido, que la vida es un suspiro y hay que vivirla a tope, caiga quien caiga.
Frente a este tipo de planteamientos, los valores son asumidos como un bien para la realización y desarrollo personal y se identifican con lo bueno, lo perfecto, lo valioso. En la otra cara está lo malo entendido como ausencia de bien y que a la postre reporta maldad contra los demás y contra uno mismo.
Valga de ejemplo la sociedad en la que vivimos. A estas alturas no es un secreto para nadie que el tablero de lo público lo tenemos revuelto y convulso en lo referente a una serie de valores que hasta no hace mucho creíamos que estaban a salvo de la carcoma. Honradez, veracidad, responsabilidad o cumplir con la palabra dada eran referentes éticos en nuestro entorno.
Dichos valores los admirábamos, a la par que los imitábamos, desde los modelos ofrecidos y transmitidos por el entorno social. Por contra, en los tiempos que corren sólo oímos hablar de corrupción, fraude, falsedad, mentiras gordas como piedras de molino que, poco a poco, van oscureciendo el panorama.
¿Para qué sirven los valores? Para crecer y educarnos como personas responsables, justas y competentes moralmente.
Los valores éticos regulan la conducta de los individuos como miembros del conjunto humano. Dichos valores son de carácter más universal, por ejemplo la verdad, la justicia, la libertad, la felicidad, entre otros. Los valores éticos están en crisis, siempre lo han estado, porque nunca logran alcanzar la meta deseada y carecen de importancia si los comparamos con los espejismos que parecen dirigir nuestras vidas (éxito, dinero, placer…). Por suerte esa insatisfacción nos recuerda que no solo vale lo que produce dinero. Los valores que inspiran los Derechos Humanos y fundamentan las Constituciones políticas son aceptados como universales: igualdad, la vida, la paz, la libertad. Otro cantar es que se cumplan.
¿En qué valores educar? En aquellos que nos permitan vivir buscando la posible felicidad como sujetos concretos; que nos preparen y enseñen a compartir con otros sujetos y en tercer lugar que nos permitan con-vivir con personas cercanas, tanto autóctonas como venidas de otros lugares.
En resumen, los valores positivos ayudan a construirnos y realizarnos como personas. Frente a dichos valores positivos están los negativos o contravalores que nos restan parte de nuestra dignidad como personas…
Dejo unas referencias de posible material para trabajar en distintos niveles educativos. “El Convivenciario. Cuentos_con_valor”, ofrece un material didáctico y lúdico con el que aprender a convivir mejor. Cito algunos valores para trabajarlos en clase: amistad, respeto, igualdad, solidaridad, sinceridad, agradecimiento, empatía, responsabilidad, humildad, confianza… A cada valor le acompaña un cuento como material base. Su autor, Juan L. Onieva también ha publicado “El diario de la convivencia en clase”.
Posibles técnicas de trabajo de carácter general para emplear en clase y según el nivel:
- Clarificar valores partiendo de frases inacabadas: la meta de una persona honrada es…
- Diálogo clarificador obligando a reflexionar sobre ello: ¿eso es algo que aprecias?
- Lista de valores: ordénalos de mayor a menor importancia para ti. Explica por qué.
- Discusión de dilemas morales: señalar valores en juego, toma de posición ante un valor.
- Cine fórum con ulterior discusión en grupo y posible redacción matizando los valores.
- Postura crítica partiendo de la comparación de una noticia en varios digitales.
- Algunas otras técnicas a utilizar: Phillips 6/6. Torbellino de ideas. Estudio de casos. Sobre el trabajo con cuentos remito a El Convivenciario. (*)
(*) ¡Ojo! a los derechos de autor. 7 propuestas para trabajar la convivencia en el aula. Descárgalo gratis en edesclee.info con el código: 7PROPUESTAS2961
Las personas morales son aquellas que actúan razonando sus decisiones para poder justificar su comportamiento. Por el contrario la persona inmoral conoce las normas y valores sociales, pero solo los cumple si le conviene. Es decir, vive de espaldas a dichas normas y las infringe buscando solo el interés personal. La persona amoral no considera necesario justificar sus acciones, por lo que vive al margen de las normas por creerlas “desprovistas de sentido moral” (sic). Le es indiferente cualquier tipo de moral.
La persona desmoralizada es aquella que ha perdido (ha renegado de) el valor de las normas por contagio con otras personas o por falta de coraje, razón por la que ha errado el camino que orientaría su vivir. Desmoralizar subsume la presencia de un tercero capaz de “corromper las costumbres con malos ejemplos o doctrinas perniciosas” (sic). Vulgarmente entendemos por estar desmoralizados cuando se produce en la persona un malestar, una caída de ánimo, un desinterés, un “abandono de sí mismo o de las cosas propias” (sic).
Los valores morales se refieren al conjunto de normas (y costumbres) propias de una sociedad. Dichos valores establecen la diferencia entre la actuación correcta y la incorrecta o negativa. Honradez, respeto, responsabilidad nos dan pista de entrada para ser morales.
Los valores sociales regulan las relaciones interpersonales dentro de cada comunidad. En su conjunto son aquellos que perfilan por dónde debe discurrir el recto proceder social que se espera de las personas pertenecientes a una comunidad. Su finalidad es mantener el equilibrio en el conjunto de individuos que integran dicha sociedad. Como ejemplo pueden valer la lealtad, tolerancia, solidaridad y pacifismo.
En resumen, los valores nos ayudan a construirnos y realizarnos como personas. Frente a los valores positivos están los negativos o contravalores que nos restan parte de nuestra dignidad como personas…
Englobando los campos citados, valores básicos serían los siguientes: libertad, amor, paz, justicia, responsabilidad, honestidad, equidad, respeto, generosidad, gratitud, empatía, amistad, verdad…, entre otros muchos. Éste es el desafío.
La importancia de educar, educarse y dejarse educar es el desafío del s.XXI ¿Por qué? Hemos perdido una cierta valoración del yo personal y del tú social, lo que nos lleva a una situación de manga ancha (laxitud moral) que nos impide ser personas completas. El desafío es reponer y reparar parte de todo ese conjunto de valores que hemos dejado de lado por comodidad, porque nadie nos dijo por dónde y hacia dónde caminar.
La escuela no tiene, ni puede, ni debe tener la exclusividad de la educación. Es un pilar más para educarnos y sostener el edificio de la persona y de la sociedad en la que se desenvuelve. La escuela, en determinados aspectos, en educación moral por ejemplo, debe remachar lo positivo que ya sembraron y floreció en el seno familiar.
Finalidad de la educación en valores: reforzar el pensamiento crítico de los escolares es el gran reto de nuestro sistema educativo aun al margen del sistema político. ¿Razones? El objetivo es conseguir ciudadanos autónomos con conocimientos, actitud crítica y responsable donde cada cual cumpla con su cometido.
La moderna sociedad subrepticiamente nos prepara para no pensar y así vivir en rebaño. Partido político que sube a gobernar quiere dejar constancia de su paso, razón por la que tenemos leyes educativas que no les dio tiempo a madurar.
Hay crisis de valores provocada por una serie de factores, desde que nos dejamos llevar por la manga ancha pensando que todo el monte es orégano; es decir, creyendo a pie juntillas (firmemente) que todo nos está permitido, que la vida es un suspiro y hay que vivirla a tope, caiga quien caiga.
Frente a este tipo de planteamientos, los valores son asumidos como un bien para la realización y desarrollo personal y se identifican con lo bueno, lo perfecto, lo valioso. En la otra cara está lo malo entendido como ausencia de bien y que a la postre reporta maldad contra los demás y contra uno mismo.
Valga de ejemplo la sociedad en la que vivimos. A estas alturas no es un secreto para nadie que el tablero de lo público lo tenemos revuelto y convulso en lo referente a una serie de valores que hasta no hace mucho creíamos que estaban a salvo de la carcoma. Honradez, veracidad, responsabilidad o cumplir con la palabra dada eran referentes éticos en nuestro entorno.
Dichos valores los admirábamos, a la par que los imitábamos, desde los modelos ofrecidos y transmitidos por el entorno social. Por contra, en los tiempos que corren sólo oímos hablar de corrupción, fraude, falsedad, mentiras gordas como piedras de molino que, poco a poco, van oscureciendo el panorama.
¿Para qué sirven los valores? Para crecer y educarnos como personas responsables, justas y competentes moralmente.
Los valores éticos regulan la conducta de los individuos como miembros del conjunto humano. Dichos valores son de carácter más universal, por ejemplo la verdad, la justicia, la libertad, la felicidad, entre otros. Los valores éticos están en crisis, siempre lo han estado, porque nunca logran alcanzar la meta deseada y carecen de importancia si los comparamos con los espejismos que parecen dirigir nuestras vidas (éxito, dinero, placer…). Por suerte esa insatisfacción nos recuerda que no solo vale lo que produce dinero. Los valores que inspiran los Derechos Humanos y fundamentan las Constituciones políticas son aceptados como universales: igualdad, la vida, la paz, la libertad. Otro cantar es que se cumplan.
¿En qué valores educar? En aquellos que nos permitan vivir buscando la posible felicidad como sujetos concretos; que nos preparen y enseñen a compartir con otros sujetos y en tercer lugar que nos permitan con-vivir con personas cercanas, tanto autóctonas como venidas de otros lugares.
En resumen, los valores positivos ayudan a construirnos y realizarnos como personas. Frente a dichos valores positivos están los negativos o contravalores que nos restan parte de nuestra dignidad como personas…
Dejo unas referencias de posible material para trabajar en distintos niveles educativos. “El Convivenciario. Cuentos_con_valor”, ofrece un material didáctico y lúdico con el que aprender a convivir mejor. Cito algunos valores para trabajarlos en clase: amistad, respeto, igualdad, solidaridad, sinceridad, agradecimiento, empatía, responsabilidad, humildad, confianza… A cada valor le acompaña un cuento como material base. Su autor, Juan L. Onieva también ha publicado “El diario de la convivencia en clase”.
Posibles técnicas de trabajo de carácter general para emplear en clase y según el nivel:
- Clarificar valores partiendo de frases inacabadas: la meta de una persona honrada es…
- Diálogo clarificador obligando a reflexionar sobre ello: ¿eso es algo que aprecias?
- Lista de valores: ordénalos de mayor a menor importancia para ti. Explica por qué.
- Discusión de dilemas morales: señalar valores en juego, toma de posición ante un valor.
- Cine fórum con ulterior discusión en grupo y posible redacción matizando los valores.
- Postura crítica partiendo de la comparación de una noticia en varios digitales.
- Algunas otras técnicas a utilizar: Phillips 6/6. Torbellino de ideas. Estudio de casos. Sobre el trabajo con cuentos remito a El Convivenciario. (*)
(*) ¡Ojo! a los derechos de autor. 7 propuestas para trabajar la convivencia en el aula. Descárgalo gratis en edesclee.info con el código: 7PROPUESTAS2961
1 comentarios:
Gracias por citar mi libro. Un saludo.
Juan Lucas Onieva
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