jueves, 19 de marzo de 2015

Una aproximación a PISA, por José Antonio Pérez

Una aproximación a PISA, por José Antonio Pérez Pérez, profesor de Matemáticas.

Desde el mes de diciembre de 2013, cuando se hicieron públicos los resultados del informe PISA,  la posición del Ministerio de Educación y algunos medios de comunicación ha sido la de resaltar y divulgar exclusivamente los malos resultados obtenidos por nuestros estudiantes en las pruebas. Hemos escuchado y leído hasta la saciedad (todavía se siguen escuchando cada vez que sale el tema a relucir) frases del tipo "España fracasa otra vez", "España no alcanza la media", "España se estanca", "El informe PISA deja bien claro que no hacemos bien las cosas en materia educativa, todos los años somos el farolillo rojo"…, contribuyendo al desprestigio del  sistema educativo y de  la enseñanza pública de nuestro país.
Estas frases no encajan bien con el día a día de muchos  profesores o profesoras de educación obligatoria que saben de los múltiples problemas que se producen en las aulas, de las dificultades de aprendizaje que presentan muchos de nuestros estudiantes y de las medidas y actuaciones que realizan constantemente para intentar solucionarlos.
Para arrojar algo de luz sobre el tema, intentaré hacer una lectura de los datos de este informe, de los resultados y las causas que los justifican y de algunas de las conclusiones que se obtienen. Para ello he utilizado los datos de Matemáticas contenidos en el Informe Español PISA 2012 realizado por la OCDE y publicado por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte (parecidos resultados se alcanzan en Lectura y Ciencias, y similares conclusiones).
Qué es PISA
PISA, Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (Programme for International Student Assessment), trata de contribuir a la evaluación de lo que los jóvenes de 65 países saben y son capaces de hacer a los 15 años. La primera edición de PISA fue en el año 2000 y, por su carácter trienal, sólo se han celebrado cuatro hasta la fecha. En el año 2012 se hizo en 65 países de los cinco continentes, incluyendo los 34 de la OCDE. Más de medio millón de alumnos se someten a este test que en un principio se limitaba a ciencias, matemáticas y lectura pero que va incorporando nuevos ámbitos como los problemas de la vida cotidiana.
PISA, con el fin de mejorar la educación y tomar las decisiones más acertadas, no se limita a hacer una clasificación de países, sino que genera un informe muy exahustivo en el que se analizan las distintas variables que influyen y condicionan los resultados obtenidos y, como todo el mundo conoce, nuestro país no sale muy bien parado en estas pruebas, ya que hay que descender hasta el puesto 25 de entre los 34 países de la OCDE o al 33 de entre los 65 países presentados a la prueba en la clasificación por países que realiza la OCDE  para encontrar a España.
Ante los problemas que se vislumbran de esta situación, deberíamos preguntarnos si son inherentes al sistema educativo actual, justificando  los cambios que se le hacen desde la LOMCE, o serían otras las causas determinantes de los mismos; en este caso, sería muy importante conocerlas, porque sólo conociendo las causas de nuestros problemas podremos encontrar las soluciones más adecuadas para resolverlos.
Para comenzar, es importante conocer el grado de fiabilidad que tiene este informe, porque es tal la relevancia que se le da a esta prueba que parece que sus resultados no admiten discusión. Sin embargo, no todo el mundo tiene esta misma opinión, porque, como señala Carlos Manuel Sánchez en su artículo "Lo que oculta el informe PISA", son muchos los expertos que recelan tanto del diseño de las pruebas (PISA  no hace las mismas preguntas en todos los países) como del modelo matemático utilizado para procesar los datos y realizar la clasificación (método de evaluación de Rasch); y aunque la OCDE  reconoce que la clasificación de países no es lo fundamental del estudio, utilizando el mismo método e introduciendo mínimas modificaciones en la ponderación de los parámetros, Canadá podría ocupar tanto el 2º puesto como el 22º, Japón el 8º o el 40º y el Reino Unido cualquiera entre el 14º y el 30º.

Clasificación.Tomando, pues, las debidas precauciones sobre la fiabilidad de la clasificación de países que hace PISA, vamos a conocer los datos del informe.
Viendo la clasificación de países obtenida con los resultados de las prueba de Matemáticas debemos ir al puesto 25º para encontrarnos con  España. Según se indica, la puntuación media estimada  para el alumnado de España es de 484 puntos y, con un nivel de confianza del 95%, NO muestra diferencias estadísticamente significativas con la media estimada para la Unión Europea, Reino Unido, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Italia, Eslovenia, Estados Unidos, Suecia y Hungría; está próxima a la media estimada para Francia (495 puntos) y la OCDE (494) y con diferencias no excesivamente grandes (¿?) con países como Finlandia (519), modelo en el ámbito educativo. Con esto no debe entenderse que doy por buenos estos resultados, que creo que no lo son, pero sí que las diferencias no son tan enormes como se han interpretado desde algunos sectores mediáticos.

Niveles de competencia.
Una vez conocida la puntuación obtenida por nuestros estudiantes en estas pruebas, vamos  a preguntarnos por su significado.
PISA presenta el rendimiento del alumnado de matemáticas en una escala dividida en seis niveles de competencia; en esta escala, el promedio de estudiantes españoles está en el nivel tres (bajo) de competencia, en el mismo nivel  de competencia en que se encuentran el promedio de los estudiantes de los países de la OCDE que obtienen mejores puntuaciones (solo Corea del Sur alcanza el nivel 4 de competencia).

Nuestras comunidades autónomas.
A esta prueba no sólo se han presentado países, sino que quince comunidades autónomas han participado en el estudio. Hasta ahora hemos hablado de la puntuación media obtenida por los estudiantes españoles, pero no hemos dicho nada de los resultados obtenidos por los estudiantes de cada una de las comunidades participantes. Pues ocurre que hay comunidades como Navarra y Castilla-León con resultados similares a los obtenidos por Finlandia; País Vasco, Madrid y La Rioja obtienen resultados significativamente superiores al promedio de la OCDE; en cambio, Islas Baleares, Andalucía, Murcia y Extremadura obtienen resultados inferiores al promedio de España, estando sus promedios en el nivel 2 de competencia. Siendo el Sistema Educativo el mismo en todas ellas, estos resultados nos inducen a pensar que no es el Sistema Educativo el principal responsable de los medianos resultados obtenidos y que debe haber otros factores que expliquen las diferencias existentes entre los resultados de las comunidades autónomas y de los países.
En el gráfico siguiente se muestran las puntuaciones obtenidas por todos los países de la OCDE y las Comunidades Autónomas. 

Influencia del ESCS en los resultados.
Ya se ha indicado que el informe de la OCDE no se limita únicamente a hacer la tabla clasificatoria de los países, sino que además analiza múltiples factores que pueden incidir en el aprendizaje de los estudiantes: el contexto socioeconómico y cultural en el que crecen, el tipo de centro al que asisten y las características personales de los estudiantes entre otros.
Con el fin de medir diversos aspectos del entorno social y familiar de los estudiantes, se constituye un Índice de Estatus Social, Económico y Cultural (ESCS en sus siglas en inglés), que puede interpretarse como un indicador de riqueza compuesto por tres medidas relacionadas con el nivel más alto de educación alcanzado por los padres, el prestigio de la profesión con mayor consideración social de los padres y el nivel de recursos domésticos.
En el siguiente gráfico podemos observar la distribución de países de la OCDE en función del ESCS. España se encuentra en el lugar 28º de los 34 países de la OCDE, con un valor medio inferior a la media de la OCDE y de la U.E., siendo curiosamente una posición muy próxima a la ocupada en los resultados de las pruebas PISA, la 25º.

Cuando para resaltar los bajos resultados de nuestros estudiantes en la clasificación PISA nos comparamos con los países de nuestro entorno, también  deberíamos comparar nuestros ESCS respectivos, y así tendríamos un conocimiento más completo de nuestra posición real en relación con nuestro entorno y  comprenderemos mejor nuestros resultados.
Al estudiar la relación entre los resultados obtenidos por los estudiantes de los países con el valor de sus ESCS, se observa que España, con 484 puntos, obtiene una puntuación muy próxima a la que, en función de su ESCS (-0.19), cabría esperar: 486 puntos.

Valor del ESCS en las comunidades autónomas.
La siguiente gráfica muestra el valor promedio del ECSC de las comunidades autónomas participantes en las pruebas del año 2012.
 
Podemos resaltar los valores del ESCS de Andalucía, Extremadura y Murcia, muy inferiores al promedio de España y al resto de las comunidades autónomas, frente a Madrid y País Vasco con valores superiores a la media de la U.E.
En el siguiente gráfico se observa la clara relación directa existente entre el valor del índice y los resultados obtenidos en las pruebas. De modo general, se ve que a mayor valor del ESCS, mayor rendimiento en las pruebas, siendo el resultado obtenido en cada una de las comunidades muy próximo al esperado por el valor de su ESCS.

Paula Elosua Oliden, profesora de Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco, en su artículo de “Diferencias individuales y autonómicas en el estatus socioeconómico y cultural como predictores en PISA 2009”, publicado en Mayo 2013, antes de la publicación de los resultados de este informe, establece que “en los informes derivados de las sucesivas versiones de PISA se deja patente de forma unívoca la capacidad predictiva del estatus socieconómico y cultural de los estudiantes sobre el rendimiento”
Asimismo, en el informe se comprueba que el rendimiento de los estudiantes está altamente relacionado con el nivel de estudio de los padres, su nivel de ocupación y con el número de libros que hay en la casa, siendo importantes las diferencias en el rendimiento de los estudiantes según el nivel socioeconómico en que se encuentren.
Hemos visto la importancia del ESCS en el rendimiento académico, de modo que si se quiere mejorar el rendimiento de nuestros alumnos, también ha de hacerlo el nivel socioeconómico general de nuestra población. En el caso de España, su valor ha mejorado ostensiblemente desde el año 2000, aproximándose al promedio de la OCDE, estando esta mejora más relacionada con la subida del nivel educativo de las familias que con la mejora de la ocupación profesional de los padres.

El ESCS en la nota de prensa del Ministerio.
La influencia que tiene el ESCS en la explicación de los resultados queda resumida en la nota de prensa de la Secretaria de Estado de Educación, Monserrat Gomendio, en el siguiente párrafo:
“El nivel sociocultural y económico de las familias explica un 15,8% de la diferencia de los resultados entre unos alumnos y otros, un porcentaje algo superior al del conjunto de los países de la OCDE (14,6%) y que ha aumentado con respecto a otras ediciones”.

Qué otros aspectos se estudian en el informe.
Para terminar, indicamos someramente las conclusiones obtenidas en el análisis de varios, no todos, de los factores estudiados.
1. Equidad del sistema. El sistema educativo español se sitúa entre los más equitativos de la OCDE, próximo a los de Noruega o Finlandia y más equitativo que, entre otros, Corea del Sur, Japón, Suiza o Países Bajos.
2. Rendimiento e inmigración. En general, los estudiantes inmigrantes obtienen resultados inferiores a los nativos. En España, los nativos alcanzan 492 puntos en matemáticas mientras que los estudiantes de origen inmigrante obtienen 439 puntos, distribuyéndose casi por igual entre los centros educativos de nivel socioeconómico bajo y medio, pero con poca presencia en los centros con ventaja socioeconómica.
3. Rendimiento y repetición de curso. El informe destaca dos aspectos esenciales:
a) En España hay un excesivo número de alumnos repetidores. Tomando como referencia la edad de evaluación de 15 años, los estudiantes participantes en PISA 2012 deberían estar en cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (4º ESO) en el momento de aplicación de la prueba. En España, sin embargo, el 24% de ellos se encontraban cursando 3º ESO y el 10% aún estaban en 2º ESO, por lo que tan solo el 66% de los estudiantes participantes cursaban 4º de ESO sin repetir curso. Este número es muy inferior a la media de los países de nuestro entorno, y en particular al promedio de estudiantes de la UE  que es del 84%.
Si a una prueba en la que se determinan las competencias en matemáticas que debe tener un estudiante próximo a finalizar la Educación Secundaria Obligatoria, presentamos alumnos que aún están cursando 2º y 3º de ESO, no es difícil aventurar los resultados que podemos esperar.
b) Pero, según el informe, "en España los alumnos no repetidores alcanzan unos resultados muy buenos, superiores a los alumnos no repetidores de la OCDE y de la UE. En matemáticas el alumnado español de 4º de ESO obtiene 519 puntos, puntuación equivalente a la puntuación promedio de Finlandia y 13 puntos superior a la del promedio de la OCDE".
Sin embargo, las diferencias con los alumnos que repiten 1 o 2 cursos es grande, ya que el promedio de estudiantes se encuentran en el nivel 1 o 2 bajo de competencias, por lo que no alcanzan los niveles mínimos necesarios para su correcta integración en la sociedad del conocimiento. En nuestro país, 3 de cada 10 alumnos han repetido al menos un curso, en algunas Comunidades Autónomas este dato alcanza a 4 de cada 10, coincidiendo precisamente con las que tienen un ESCS más bajo.
No obstante, una parte importante de los estudiantes españoles que han repetido curso aprueban el examen PISA 2012; el 23% de los que han repetido un curso logran buenos niveles de rendimiento en PISA y otro 34% de repetidores se sitúan en un nivel aceptable de rendimiento.

Consideraciones finales.
Queremos ir terminando resaltando, también lo hace la OCDE en el informe,  uno de los problemas más importantes de nuestro sistema educativo, el de alumnos que no manifiestan el menor interés por el aprendizaje, que molestan a sus compañeros e impiden el normal desarrollo de las clases, tienden a acumularse en los últimos años del ciclo obligatorio y su situación es difícil de revertir; están esperando a cumplir los 16 años para salir del sistema. Solo con una decidida actuación de atención temprana y personalizada de estos alumnos para atender puntualmente a sus dificultades educativas, podríamos mejorar su aprendizaje, integrarlos en la vida escolar y evitar su abandono temprano.
Los resultados obtenidos por nuestros estudiantes en las pruebas no son todo los buenos que quisiéramos, como tampoco lo es la realidad socioeconómica del país, del que son un reflejo (nuestra posición en el ESCS lo manifiesta claramente), pero han sido aprovechados para hacer descalificaciones globales del sistema educativo y justificar un cambio del mismo. Y así  surge la LOMCE, una ley muy contestada por amplios sectores del sistema educativo, nacida con posible fecha de caducidad, algunas de cuyas propuestas han sido y están siendo analizadas desde las páginas de esta revista.
Para resolver los problemas de la educación de nuestro país han de hacerse reformas, claro que sí, pero de forma consensuada, no sujetas a los cambios de signo de gobierno, basadas en un análisis fundamentado, serio y reflexivo de los problemas reales que tiene planteados la educación para poder avanzar en la búsqueda de soluciones y conseguir la educación de calidad que todos queremos para nuestros hijos.

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