Padres con voz y sin voto, por Dunia Navarro Pintado, miebro del AMPA "Vicentale" del CEIP Vicente Aleixandre de Montilla.
Somos padres de tres hijas de entre siete y un año. Tenemos por delante la ardua tarea de criarlas, educarlas y hacerlas personas capaces de valerse por sí mismas. Como pilar fundamental de esta labor está, entre otros, la formación que reciban por parte del Sistema Educativo, por eso me preocupa cualquier reforma al que pueda estar expuesto.
Después de haberme documentado e interesado por la reforma educativa que se está cocinando, deduzco que tanto la igualdad de oportunidades, como la calidad de la educación que desde el Estado van a recibir mis hijas puede sufrir un grave atentado.
Al empezar a escribir un artículo de opinión de la reforma lo que me apetece es comentar y enumerar todos los aspectos de la misma que me inquietan y me quitan el sueño, como son:
- El hecho de que se trate a los centros como empresas y a los alumnos como mercancía. Que un director pueda elegir a sus profesores y a sus alumnos y que la financiación del centro dependa en parte de los resultados que se obtengan, con lo que aparecerán guetos y colegios “malos”, destruyendo la igualdad de oportunidades que tanto trabajo ha costado conseguir.
- El hecho de que se fomente y se facilite el camino a la privatización de la educación no básica (como es la educación infantil de segunda etapa y el bachillerato).
- El hecho de que se fomente y se facilite el camino a la privatización de la Formación Profesional, que vinculada con el sector productivo de carácter privado o concertado parece inevitable pensar que aquellos que accedan a dichos centros serán los que tendrán un camino seguro a dicho sector productivo, volviendo a ignorar la igualdad de oportunidades.
- El hecho de que se aumente la ratio de las clases de forma que los niños que no se enteren en clase y no puedan preguntar en casa se queden sin aprender, condenados al fracaso escolar.
- El hecho de que no se exija la especialización de los profesores y el que no esté preparado para impartir la materia que se le ha adjudicado deje a unos alumnos sin los conocimientos adecuados para continuar su formación.
- Y muchos más.
Pero para comentar a fondo la reforma educativa hay muchos contextos más apropiados, entiendo que como madre se me pide otro análisis, y lo que me apetece hacer, ya que se me da esta oportunidad de dirigirme a los lectores, es destacar el papel al que se nos relega en la reforma educativa. Y por eso, para buscar apoyo, motivación, complicidad, movilización, me dirijo a todos los padres, a los profesores que sean padres, a los directores de centros que también sean padres de alumnos que no estudien en sus centros, a los políticos que sean padres, empresarios que sean padres, a todos.
Los padres a escuchar, opinar y no votar. Los padres quedamos fuera de los aspectos organizativos de un Centro, al desaparecer el carácter decisorio del Consejo Escolar. Si bien los padres nos podemos organizar, velar y participar de la vida del centro a través de las Asociaciones de Madres y Padres, el órgano a través del que participamos activamente a día de hoy, con voz y con voto en las decisiones del Centro es el Consejo. A partir de la reforma tendremos voz en el mismo, pero no voto.
Esto vulnera gravemente el principio de participación, en tiempos como los que estamos viviendo donde no se dan acuerdos por parte de los principales partidos políticos en materias tan fundamentales como la educación, es necesario articular formas de representación social donde se puedan escuchar otras voces más ligadas a la ciudadanía.
¿De verdad no nos importa esto? ¿Qué nos está pasando? ¿Hasta qué punto estamos abatidos y apabullados por el contexto socioeconómico? ¿Hasta cuándo vamos a esperar que alguien nos resuelva los problemas? Es muy serio lo que se está tramando en una reforma y nos afecta demasiado para que se hable tan poco de ella. Vamos a exigir que se cambien los conceptos de la reforma, vamos a parar este proyecto que lleva al camino del retroceso, la discriminación entre personas y la desigualdad en la educación.
Los padres a escuchar, opinar y no votar. Los padres quedamos fuera de los aspectos organizativos de un Centro, al desaparecer el carácter decisorio del Consejo Escolar. Si bien los padres nos podemos organizar, velar y participar de la vida del centro a través de las Asociaciones de Madres y Padres, el órgano a través del que participamos activamente a día de hoy, con voz y con voto en las decisiones del Centro es el Consejo. A partir de la reforma tendremos voz en el mismo, pero no voto.
Esto vulnera gravemente el principio de participación, en tiempos como los que estamos viviendo donde no se dan acuerdos por parte de los principales partidos políticos en materias tan fundamentales como la educación, es necesario articular formas de representación social donde se puedan escuchar otras voces más ligadas a la ciudadanía.
¿De verdad no nos importa esto? ¿Qué nos está pasando? ¿Hasta qué punto estamos abatidos y apabullados por el contexto socioeconómico? ¿Hasta cuándo vamos a esperar que alguien nos resuelva los problemas? Es muy serio lo que se está tramando en una reforma y nos afecta demasiado para que se hable tan poco de ella. Vamos a exigir que se cambien los conceptos de la reforma, vamos a parar este proyecto que lleva al camino del retroceso, la discriminación entre personas y la desigualdad en la educación.
0 comentarios:
Publicar un comentario